Jardin Psicodelico

El piso de Triana llevaba años vacío. Nadie recordaba quién fue su último inquilino.
Solo que, al derribar un tabique, apareció una caja metálica ennegrecida, fría como un secreto que no quiere ser tocado.

Dentro había cintas que susurraban sin reproducirse, fotografías donde los rostros aparecían tachados, y un cuaderno que hablaba de un lugar llamado Jardín Psicodélico:
un sitio sin mapas, donde la realidad se dobla y la memoria respira como un animal dormido.

De aquella caja nace este canal.
Aquí no se entra: se cae.
Aquí nada es casual: todo es señal.
Aquí la música no suena: te busca.

Cada vídeo es una raíz que hunde más en la sombra,
cada sonido un eco de algo que se niega a morir,
cada imagen un pétalo arrancado de un sueño que nunca tuviste.

Jardín Psicodélico no es un canal.
Es lo que queda cuando la luz se retira.

Y tú acabas de abrir la caja.