El Faro | Entrevista a Rozalén | 03/02/2021

María Rozalén (Albacete, 1986) necesita de vez en cuando ver el mar "porque se lleva todo lo que tengo dentro regulero y me sana", a pesar de que ha sido toda la vida de río. La manchega por excelencia, que durante los últimos años ha revolucionado el panorama musical español, lleva su tierra y el discurso de la despoblación por bandera. Además, su marcado compromiso social habla de una persona con una sensibilidad muy especial, algo que puede, sin duda, percibirse en esta media hora de conversación con Mara Torres. Esta voz tan particular, que sigue durmiendo con su madre cada vez que puede, nos hace una ruta por la aldea de su familia, Letur, y relata cómo la vida se abre paso en los sitios pequeños y, por desgracia y con el tiempo, a veces, olvidados.
Esta 'Dulcinea', el seudónimo que usa para los primeros minutos de esta conversación, evoca en casi todas las respuestas a su abuela y comparte con todos los oyentes las habaneras que le cantaba a la puerta de casa. El vínculo de Rozalén con su infancia y juventud en Albacete permanece en casi cada aspecto de su vida, ahora vive a las afueras de Madrid y se esfuerza por conectarse con esa naturaleza y con esos orígenes que son prácticamente protagonistas de su último disco 'El árbol y el bosque'.
La historia que Rozalén comparte con su música es también la de su familia. Su padre era sacerdote cuando conoció a su madre, una apasionante historia de un amor que tardó casi diez años en definirse y que ha inspirado también la manera tan cariñosa en la que la cantante habla y ve a sus padres. La emoción contenida de toda la entrevista explota cuando escucha un fragmento, especialmente conmovedor, de una de sus películas favoritas 'La vida es bella'.
Esta madrugada huele a tostadas con ajo restregao' y aceite, lo que María ha desayunado toda su vida y que habla de su pasado, presente y futuro. La música anestesia el dolor de estos tiempos y esta voz acompaña ante la