ORACIÓN DE SANIDAD PARA EL ALMA, EL CUERPO, Y EL ESPÍRITU/
Автор: Aleluya
Загружено: 2025-07-31
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✨ Oración de Sanidad para el Alma, el Cuerpo y el Espíritu — Canal Aleluya
Señor de los cielos y de la tierra, Abba Padre, hoy vengo ante Ti con reverencia, con amor, con fe... y también con lágrimas contenidas. Esta oración no es solo palabras... es un clamor. Es un grito silente de corazones que necesitan tu presencia más que el aire, más que el pan, más que cualquier cosa. Padre, tú conoces todo. Sabes cuántas noches se han derramado lágrimas sobre una almohada, cuántas veces alguien dijo: “ya no puedo más”. Hoy, venimos a Ti porque sabemos que tú sí puedes.
Tu palabra dice en Salmos 34:18: “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu”. Y aquí estamos, quebrantados, rendidos, sinceros... pero con fe. Porque sabemos que tú, Señor, no rechazas a quien clama desde lo profundo. Hoy oro por cada persona que está escuchando esta oración, por cada alma que necesita paz, por cada cuerpo enfermo, por cada corazón afligido.
Padre, tú eres Jehová Rafa, el Dios que sana. Y no solo el cuerpo, sino también las memorias, las culpas, los traumas, los pensamientos que atormentan. Hay personas que no solo necesitan medicina… necesitan perdón, necesitan descanso emocional, necesitan volver a creer. Sana, Señor, sana en todos los niveles. Desde lo visible hasta lo invisible. Desde el diagnóstico médico hasta el susurro interno que dice “no valgo nada”. Rompe esas cadenas, Padre. Hazlo tú, porque nosotros ya no sabemos cómo.
Hay hijos que oran por sus madres. Hay madres que lloran por sus hijos. Hay abuelos que han sido olvidados. Hay jóvenes que no saben qué camino tomar. Hay familias que se rompen por el silencio, por el orgullo, por el dolor no sanado. Padre, restaura. Sana hogares. Une lo que el enemigo quiso dividir. Tu palabra dice en Malaquías 4:6 que tú vuelves el corazón de los padres hacia los hijos… hazlo hoy, Señor. Que esta oración sea el puente para una reconciliación divina.
Hoy también oro por quien está enfermo en su cuerpo. Señor, toca los huesos, toca la piel, toca la sangre, toca el corazón. Que cada célula se alinee con tu perfecta voluntad. Tú eres el creador del cuerpo humano, tú lo formaste en el vientre… tú conoces cómo restaurarlo. En el nombre de Jesús, ordenamos sanidad. Y lo hacemos no porque lo merezcamos, sino porque tu gracia sobreabunda. Lo dice tu palabra en Mateo 8:17: “Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”. Que esa verdad sea vida hoy. Que no solo la escuchen… que la sientan.
Señor, también oro por quienes están en batalla espiritual. Por quienes sienten que una nube los envuelve, que el miedo los paraliza, que la tristeza no se va. Rompe todo lazo, Señor. Libera. Empodera. Levanta. Que el enemigo no tenga lugar, que la oscuridad se disipe por la luz de tu presencia. Tu palabra dice en 2 Corintios 10:4 que “las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”. Y declaramos que hoy esas fortalezas caen. Que hoy se rompe la mentira, y se abraza la verdad.
Y a ti, amado oyente, quiero decirte algo con todo mi corazón: no estás solo. Esta oración no es coincidencia. Tú no llegaste a este video por azar. Dios te ha traído hasta aquí porque quiere hablarte, quiere sanarte, quiere abrazarte. Permítele hacerlo. Ábrele tu corazón. Deja que esta oración penetre en lo más profundo de tu ser. Y si te ha tocado… si sientes que algo se movió por dentro, suscríbete al canal Aleluya. Aquí oramos contigo. Aquí te entendemos. Aquí caminamos con fe.
Dale ‘me gusta’ si sentiste paz. Comparte con alguien que esté en dolor. Y si puedes, escribe en los comentarios: ¿qué parte de tu vida necesita ser sanada hoy? ¿Qué área ha sido herida, silenciada, ignorada? Escríbelo, y permite que la comunidad ore contigo. Porque aquí en Aleluya, tú no eres un espectador. Eres parte de esta familia espiritual que cree en el poder transformador de Dios.
Y antes de cerrar, quiero pedirte algo especial: escucha esta oración cuantas veces lo necesites. Reprodúcela cuando estés triste, cuando sientas que no hay fuerzas, cuando necesites recordar que Dios está contigo. No hay límite. Cada vez que la escuches, será como una nueva caricia del cielo. Una palabra viva que no envejece. Una promesa que no caduca.
Que el Dios de esperanza te visite esta noche. Que su sanidad te acompañe. Que su paz te abrace. Y que su amor te haga renacer.
En el nombre poderoso de Jesús… Amén.
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