México, Me Confundes...
Автор: Thomas Suchecki - El Alemán Latino
Загружено: 2025-07-26
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Llevo años viviendo en México, aprendiendo cada día más sobre su cultura, sus costumbres… y sus contradicciones. Aunque me he adaptado, hay cosas que como alemán todavía no logro entender. No lo digo con burla ni con desprecio, sino con curiosidad y respeto. Porque si algo me ha enseñado este país, es que detrás de cada costumbre hay historia, hay amor… y hay identidad.
En este video te comparto 5 cosas que aún no entiendo de México, aunque me esfuerzo por comprenderlas. Y tal vez tú, que naciste aquí, puedas ayudarme a verlas desde otra perspectiva. Porque lo que para ti es normal, para mí sigue siendo un enigma cultural.
La primera es la palabra "ahorita". Una palabra que para los mexicanos parece tener vida propia. Puede significar "ya", "más tarde", "quizás", o "nunca". Es como si el tiempo en México no fuera lineal, sino emocional. Como alemán, necesito saber cuándo, con exactitud. ¿En 5 minutos? ¿En media hora? Pero aquí el tiempo se siente, no se mide. Y eso… me desconcierta.
Después está el tema de la familia. En Alemania, a los 18 años uno se va de casa. Es parte del proceso de madurez. Pero en México, la familia es la raíz, el refugio, el centro de todo. He visto hijos de 30 o 35 años que aún viven con sus padres. He conocido mamás solteras que, al enfrentar dificultades, regresan a la casa materna porque saben que ahí siempre habrá apoyo. Y aunque he presenciado pleitos familiares intensos, al día siguiente todos se sientan juntos a cenar. Ese nivel de perdón y unión familiar es algo que admiro profundamente. Me ha ablandado el corazón. Me ha enseñado que el amor familiar no se basa en la perfección, sino en el compromiso.
Otro punto que me cuesta entender es la mentalidad de "sí se puede". Aquí, aunque no haya un plan claro, la gente avanza. El mexicano siempre encuentra la manera. Rifa, vende, inventa, improvisa. Es admirable. Pero también me hace pensar: ¿y si esa energía increíble tuviera un sistema que la respaldara? ¿Qué sería de México si su gobierno estuviera al nivel de su gente? Muchos problemas se resuelven por iniciativa ciudadana, no por instituciones. Y esa capacidad de salir adelante sin tener las condiciones ideales… es un arma de doble filo.
Uno de los temas más delicados para mí ha sido la forma de comunicarse. En Alemania, se dice “no” y no pasa nada. Aquí, decir “no” puede ser ofensivo. Por eso hay tantas formas suaves de rechazar algo: “yo te aviso”, “déjame checarlo”, “déjame hablar con mi esposa”. Pero para un extranjero, eso puede ser confuso. ¿Es sí? ¿Es no? ¿Es un tal vez? Me ha costado amistades, me ha traído malentendidos. Incluso con mi esposa mexicana, después de 11 años de matrimonio, todavía hay momentos en los que mis palabras suenan duras, aunque no tenga esa intención. Aquí descubrí que hablar con claridad también significa hablar con tacto. Y esa lección me ha costado trabajo.
Y por último: la comida. Aquí, invitarte a comer es una muestra de amor. Cada platillo tiene historia, tradición y un sabor que conecta con las raíces. Pero también me he dado cuenta que, en muchas ciudades, la comida tradicional ha sido reemplazada por productos procesados, fritos, con harinas y refrescos. Llegué a Monterrey con cuadritos, y los tacos me los quitaron. Es impresionante cómo en México se ama la comida… pero también cómo esa relación ha contribuido a problemas como la obesidad y la diabetes. Aun así, no puedo negar que la comida mexicana es de las más deliciosas del mundo. Y que detrás de cada taco, cada salsa, cada antojito, hay un acto de cariño.
Este video no busca criticar, sino abrir conversación. Porque si bien hay cosas que no entiendo, también reconozco que ese desconcierto es parte de mi proceso de amar a este país. No necesito entender todo para respetarlo. No necesito compartir cada costumbre para aprender de ella. Y quizás eso es lo más importante que México me ha enseñado.
Gracias por darme la oportunidad de vivir aquí, de equivocarme, de aprender y de volver a intentar. Gracias por la paciencia, por las risas, por la comida y por el cariño. Si eres mexicano y alguna vez pensaste que exagero, que no entiendo o que no pertenezco… te pido que me expliques. Que me ayudes. Porque quiero seguir aprendiendo. Quiero seguir construyendo puentes, no muros.
Y si eres extranjero, y vives en México o piensas hacerlo, tal vez te identifiques conmigo. Porque vivir aquí no es solo adaptarse al clima o al idioma. Es entrar en un mundo de códigos culturales profundos, donde el corazón manda más que la lógica. Y donde “ahorita” no tiene que ver con el reloj, sino con el alma.
Nos vemos en el próximo video.
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