Se Utilizó para Provocarle CELOS al Amor de su Vida así que me Casé con el Amor de mi INFANCIA

El día en que regresó el ideal inalcanzable de Marcus, él me entregó los papeles de divorcio. “Fírmalos.” Cuando no respondí, añadió con indiferencia: “Es solo una fachada, un pequeño show para hacerla feliz.” Apreté los labios y firmé mi nombre en silencio. Al levantarme para irme, los escuché reír, burlándose de mí como si fuera la perrita fiel de Marcus, alguien que jamás se atrevería a dejarlo. Justo entonces recibí una llamada de un CEO. “¿Te vas a divorciar de él, Grace?” “¿Sí?” “¿No me estás mintiendo?” Siguieron unos segundos de silencio al otro lado. Colgué la llamada. Las risas y bromas dentro del salón privado continuaban sin freno. “Está bien, hagamos una apuesta. Si de verdad es tan obediente, yo pago todas nuestras cuentas del bar por los próximos tres meses.” “Tranquilos”, dijo Marcus con calma. Otra oleada de ruido juguetón estalló entre ellos. Salí tambaleándome. No fue sino hasta que dejé el club privado y levanté la vista hacia un cielo lleno de sol que las lágrimas finalmente corrieron por mi rostro. Últimamente, el señor Marcus estaba cortejando a alguien.

No era una de esas herederas aristocráticas que circulan en los eventos sociales, esas que beben vino con delicadeza fingida. Era una joven que llevaba un vestido de algodón, que se agachaba en la entrada de un callejón para alimentar gatos callejeros. Un penthouse enorme con vista al río, de quinientos metros cuadrados dentro del tercer anillo, un Rolls-Royce rosa nuevo en el garaje, juegos completos de joyas sobre el tocador, regalos que llegaban para ella como un río constante. Aun así, la joven se quitó un collar de joyas y se lo devolvió. “Es demasiado pesado y molesto.” Marcus mordió su cigarrillo y soltó una risa. “Entonces, ¿qué quieres?” La luz de luna atravesaba los ventanales franceses, proyectando pequeñas sombras de sus pestañas sobre su rostro. “Señor Marcus, ¿cómo llaman en tu círculo a alguien como yo?” Pasó la mano por los pliegues del sofá de cuero. “¿Una amante? ¿Un pasatiempo?” De pronto, el cenicero cayó al suelo al ser empujado.