EL 8 DE JUNIO COLMENAR VIEJO MARCHARÁ HASTA LAS ERAS DE MONTOYA CONTRA LA MACROPLANTA DE BIOGAS.

La Asociación de Vecinos por Colmenar Viejo considera imprescindible que los vecinos se manifiesten masivamente para conseguir la paralización del proyecto de la Macroplanta de Biogás. Por ello, este próximo domingo, 8 de junio, se convoca una marcha a pie desde el municipio hasta las Eras de Montoya donde se pretente consturir la Macroplanta. En otro acto ciudadano más que se añade a otras movilizaciones convocadas desde que se conoció hace pocos meses este proyecto que había sido ocultado por los ayuntamientos, la Comunidad de Madrid y las empresas promotoras a colmenareños y tricantinos desde 2022.

El lema de la marcha es COLMENAR VIEJO DICE NO A LA MACROPLANTA DE BIOGAS. Los vecinos tienen la oportunidad de mostrar su rechazo a un proyecto que pretende convertir definitivamente a Colmenar Viejo en el destino de toneladas de residuos como si del estercolero de la Comunidad de Madrid se tratara. Un proyecto que provocará un incremento elevado del tránsito de vehículos pesados en la M-607; aproximadamente un 2% según las declaraciones de los técnicos de los promotores que supondrá una cifra de 1.000 camiones diarios. Un proyecto que ocultó en su redacción las verdaderas distancias a la primera vivienda habitada de forma permanente (400 mts.), a las áreas comerciales y educativas (IES Angel Corella a 1,2 km), a 1,5 km de las primeras zonas residenciales del municipio Colmenar Viejo y a menos de 3 km del núcleo urbano de la localidad vecina de Tres Cantos, aunque mucho más cerca de los nuevos desarrollos urbanísticos que ya han sido comprados sobre plano.

Si bien este es uno de los aspectos más indignantes y que más rechazo ha provocado, existen otras muchas razones para oponerse a este proyecto: la existencia de una balsa de lixiviados y excedentes de 3.000 m³ al aire libre, el tratamiento de 15.000 toneladas de purines (según consta en el documento de autorización ambiental aprobado por la Comunidad de Madrid), las emisiones atmosféricas y los olores incontrolables o contaminación de suelos, cauces y acuíferos. A esto debe añadirse el elevado consumo de agua asociado a la producción por vía húmeda de biogás de residuos orgánicos sólidos y, en consecuencia, el altísimo volumen de lixiviado producido que no puede ser tratado “in situ” y que deberá ser transportado a las depuradoras de los gestores autorizados, con los costes consecuentes.