Galatas 3 | Justificados por Fe y no por Ley

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Biblia Hablada
Tema: Justificados por Fe y no por Ley
Querida comunidad en línea, hoy vamos a sumergirnos en el tercer capítulo de la carta del apóstol Pablo a los Gálatas. Este capítulo está lleno de sabiduría y discernimiento, en él, Pablo aborda la esencia de la fe y nos recuerda que la justificación viene por fe y no por la ley.

Aquí, Pablo expresa su incredulidad al ver cómo los gálatas se han alejado tan rápidamente de la enseñanza del evangelio que él les transmitió. Les recuerda que la salvación no se logra a través de las obras de la ley, sino por medio de la fe en Jesucristo.

El apóstol continúa argumentando que la fe es la base de nuestra justificación ante Dios, utilizando como ejemplo a Abraham, quien creyó a Dios y le fue contado por justicia. Así, Abraham es padre de todos los creyentes, tanto judíos como gentiles. Pablo concluye que aquellos que viven por fe son bendecidos junto con Abraham, el creyente.

Pablo recurre al Antiguo Testamento para argumentar que la justificación por fe no es una idea nueva, sino que fue exactamente como Abraham fue justificado. A través de la fe, los gentiles se convierten en hijos de Abraham y herederos de las mismas promesas.

Pablo argumenta que aquellos que confían en la ley para su salvación están bajo una maldición, porque la ley requiere la obediencia perfecta. Pero Cristo nos redimió de la maldición de la ley haciéndose maldición por nosotros en la cruz.

En esta última sección, Pablo explica que la ley no anuló el pacto de Dios con Abraham. La ley, introducida cuatrocientos treinta años después, tenía el propósito de mostrar al pueblo su pecado. Pero la promesa hecha a Abraham y su descendencia (Cristo) no puede ser revocada por la ley.

Pablo nos lleva a entender que la ley no anula el pacto que Dios hizo con Abraham. La ley fue dada como un tutor para mostrarnos nuestra necesidad de un Salvador. Pero una vez que llegó ese Salvador, Jesucristo, ya no necesitamos ese tutor. Todos los que están en Cristo son herederos de la promesa.

Este pasaje nos recuerda que no podemos ganar la salvación por nuestras propias obras. No importa cuánto nos esforcemos, nunca podremos cumplir plenamente la ley de Dios. Solo a través de la fe en Jesucristo somos justificados.

Además, al estar en Cristo, todos somos uno. No hay distinciones de raza, clase o género. Todos somos hijos de Dios a través de la fe.

En conclusión, la fe es nuestra respuesta a la gracia de Dios. Solo a través de la fe en Jesucristo somos justificados, hechos hijos de Dios y herederos de las promesas. Que esto nos llene de gozo y gratitud, y nos motive a vivir una vida que glorifique a Dios. Ahí está el secreto de vivir por fe. Que nos hace vivir una vida que glorifique a Dios. Si vivimos este tipo de vida que cosas estás haciendo hoy que no harías porque no glorifican a Dios. Como luce esa rutina para ti, eso tendrás que verlo tú, pero seguro incluye, el leer la biblia diariamente y el estudiar la biblia diariamente. Estos dos no son iguales, el leer implica una rutina de ir a Dios diariamente. El estudiar implica una rutina de entrar más profundo en un texto específico. Hoy por ejemplo, yo leí una porción de segunda de reyes y una porción de hechos, pero estoy estudiando el libro de Gálatas con ustedes. El estudio me puede tener varios días parado en un texto, pero la lectura simplemente es una meditación diaria en la palabra de Dios.

Vivir una vida que glorifique a Dios también debe tener congregación con otros hermanos que comparten el mismo espíritu. No vamos a la iglesia porque la ley lo manda, vamos a la iglesia porque podemos compartir con gente que tiene el mismo espíritu y puede ayudarnos cuando estamos en un problema de fe. Podemos enseñarnos unos a otros la palabra del estudio que hicimos. Por esta razón le agrada a Dios que nos congreguemos con otros hermanos.

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