Las MOTOS de tu JUVENTUD hoy SON BASURA, ¡Las están REMATANDO!
Загружено: 2025-09-24
Просмотров: 2920
En los años 80 y 90, soñar con una Honda CBR600F, una Yamaha RD350 Viuda Negra o una Suzuki RG500 Gamma era como desear un Ferrari en dos ruedas. Eran máquinas que no solo transportaban personas: transportaban sueños, rebeldía y una sensación de libertad que ninguna otra cosa podía dar. Los catálogos de la época se convertían en pósters en la pared, y las revistas de motociclismo eran devoradas con ansias, porque cada nuevo modelo parecía salido de la ciencia ficción.
La Honda CBR600F no era solo una deportiva: era la puerta de entrada al mundo de las superbikes, con un motor de cuatro cilindros que giraba como un reloj japonés y un diseño que parecía un misil sobre ruedas. La Yamaha RD350 YPVS, apodada “La Viuda Negra”, era un veneno adictivo: dos tiempos indomables que castigaban a los imprudentes y recompensaban a los valientes, con ese humo azul y ese sonido agudo que se quedaba tatuado en la memoria. Y la Suzuki RG500 Gamma, inspirada directamente en las motos de Gran Premio, era una máquina de carreras legalizada para la calle, con un motor tetracilíndrico en cuadro que rugía como un enjambre de avispas furiosas.
La fascinación era total. Muchos jóvenes se endeudaban, trabajaban horas extras o aceptaban empleos miserables solo para juntar lo suficiente y tener la moto que los haría dueños de la noche. Otros las heredaban de un hermano mayor o un tío que las cuidaba como reliquias, y al montarse sobre ellas sentían que no solo recibían una moto, sino un legado. Subirse a una de estas máquinas era convertirse en alguien más: más rápido, más libre, más invencible.
Pero el mundo cambió. Las normativas ambientales mataron a las dos tiempos, la tecnología desplazó lo mecánico con pantallas y sensores, y la nueva generación empezó a preferir la comodidad al riesgo. Hoy, en gran parte de Europa y América Latina, esas mismas joyas se rematan en subastas, aparecen olvidadas en garajes, o se venden por el precio de un scooter chino de baja cilindrada. El rugido que una vez fue símbolo de estatus, hoy se escucha apenas en reuniones de nostálgicos.
Lo que antes era un sueño inalcanzable, hoy se consigue con unas cuantas monedas. Pero lo que nunca se podrá comprar es el aura que dejaron: el olor a mezcla de aceite y gasolina, el sonido metálico subiendo de vueltas hasta el infinito, la sensación de que el mundo entero se rendía a tus pies cuando abrías el acelerador.
Доступные форматы для скачивания:
Скачать видео mp4
-
Информация по загрузке: