Cómo y para qué se hacen las máscaras de radioterapia

En los tratamientos de radioterapia con el acelerador lineal es fundamental que el paciente, durante cada una de las sesiones, permanezca inmóvil para que los haces de radiación incidan en la localización tumoral y no afecten a otros tejidos circundantes no tenidos en cuenta en la planificación.

En el caso de tumores en cabeza o cuello, es habitual utilizar máscaras termoplásticas, que actúan como inmovilizadores fijando la cabeza y el cuello del paciente a una base que, a su vez, está anclada sobre la camilla del acelerador.

De esta forma, mientras dure la sesión de tratamiento, la región anatómica objeto de la irradiación permanece completamente fija e inmóvil, impidiendo incluso los pequeños movimientos involuntarios que, de forma inadvertida, podrían producirse si el paciente no fuese inmovilizado de forma correcta.

Las máscaras termoplásticas son individualizadas para cada paciente, elaborándose en la unidad de Simulación, en una sesión que no suele durar más de 20 minutos. Cada máscara se adapta perfectamente al contorno de cabeza, cara y cuello del paciente, de modo que no resultan incómodas para el mismo.

El material del que están compuestas las máscaras es un plástico especial que se reblandece y es moldeable a altas temperaturas, endureciéndose rápidamente a medida que se va enfriando.

En la unidad de Simulación se dispone de un baño de agua específico para la elaboración de las máscaras, en el cual se introduce la lámina termoplástica calentándola a una temperatura de unos 70º. En pocos minutos la lámina se vuelve maleable, y en ese momento se aplica sobre la cara del paciente y adaptándose a los contornos de la misma. Para la completa inmovilización, la máscara se sujeta con unos pivotes a una base que va anclada a la camilla de tratamiento.

El paciente ha de procurar estar inmóvil durante todo el proceso, ya que la máscara tarda entre 20 y 25 minutos en endurecerse completamente. La correcta posición del paciente se verifica mediante radiografías tomadas en la propia unidad de Simulación.

Una ventaja adicional que presentan las máscaras termoplásticas es que se pueden señalar sobre ellas, mediante esparadrapo y rotulador, las diferentes marcas necesarias para el correcto posicionamiento por láser en el acelerador durante la sesión de tratamiento, evitando así puntos de tatuaje sobre piel.

En la radioterapia actual, las máscaras termoplásticas representan un estándar seguido en prácticamente todos los servicios de radioterapia para lograr la correcta inmovilización del paciente. Dependiendo de la región anatómica concreta, podemos encontrar máscaras más o menos largas, desde las que inmovilizan solo cabeza, hasta las que inmovilizan tanto cabeza, como cuello y hombros.

Aunque el modelo de máscara termoplástica más habitual es la utilizada para cabeza y cuello con el paciente en posición supino, también existen en el mercado otro tipo de máscaras para diferentes localizaciones anatómicas en prácticamente cualquier lugar del cuerpo. Son igualmente personalizadas para cada paciente, y la manera de fabricarlas y utilizarlas es análogo a lo ya comentado para cabeza y cuello.