UNA ALDEA DE 80 PERSONAS 😨 PÁRAMO LOS CONEJOS, MÉRIDA ❄️ Valen de Viaje

00:00 «Nacido y criado aquí»
01:50 ¿Cómo llegar al Páramo Los Conejos?
06:48 «Lo que más me gusta, es lo que queda más lejos»
10:06 La casa de Chencho en el Páramo Los Conejos.
13:31 Un lugar donde escucharás tu corazón.
14:03 ¿De qué vive la comunidad la Cañada de las González?
16:10 Cinco horas caminando para llegar a la escuela.
17:42 «Este es un mundo para observar»
18:17 El único doctor del Páramo Los Conejos.
21:24 La escuela del Páramo Los Conejos.
22:25 La única maestra del Páramo Los Conejos.
24:41 ¿Cambiarías la vida en los Páramos?
25:57 ¿Por qué Gilbert decidió vivir en el Páramo Los Conejos?
28:21 «El resto de mi vida la imagino en este Páramo»
28:47 La casa de los ancestros del Páramo.
30:33 El ingenio de los pobladores del Páramo Los Conejos.
35:48 "Me gusta volver a recordar donde nací"
37:28 Las cuevas del Páramo Los Conejos.
40:05 A las fobias hay que vencerlas.
40:57 Los niños silvestres.
41:32 Aquí nadie sabe qué edad tiene.
44:40 ¿Por qué se llama Páramo Los Conejos?

¿Cómo viven 80 personas en una aldea remota a 3.400 msnm, en un páramo que se llama Los Conejos, en el estado Mérida? Rodeados de montañas con monumentos de piedra, lagunas habitadas por encantos, solo se llega a este lugar en mula y caminando durante cinco horas, o en un carro de doble tracción por la carretera más difícil que existió, donde se necesitan cinco horas para recorrer apenas 23 kilómetros.

A pesar de estas condiciones, han resuelto el agua con mangueras que vienen directamente de manantiales en la montaña, lo que les permite beberla sin necesidad de tratamiento. Además, tienen electricidad las 24 horas gracias a paneles solares y molinos de viento.

¿Es acaso esta geografía, adornada por frailejones peludos, ríos que la cruzan, bosques de pequeños árboles con flores moradas y montones de plantas medicinales, lo que determina la fortaleza de sus habitantes? Esa es la historia que te vamos a contar.

Llegamos a la aldea Cañada de las González – que así se llama – y nos encontramos con un valle inmenso, donde las casas están a kilómetros de distancia unas de otras. Sin embargo, es una comunidad unida, donde todos son familia, se quieren, se ayudan y resuelven juntos sus problemas. Se apoyan mutuamente para traer la comida desde Mérida y jamás faltan a una fiesta, porque cada uno sabe que el otro lo espera.

En un día recorrimos esta aldea, hablamos con su gente, nos maravillamos con sus historias y deliramos con su paisaje. Convivimos con Chencho y su nieto Gilbert en el hogar que convirtieron en posada. Llegamos a la casa de Rosario, la maestra, y seguimos camino junto a ella y sus dos hijos.

Vimos la máquina que lleva seis años abandonada, la misma que les permitía arreglar la carretera y recibir más turistas. Supimos que hubo una época en la que muchas personas visitaban la aldea, pero que ya no, porque llegar es una proeza y, además, las truchas que pescaban los visitantes han desaparecido, ya que no se consigue el alimento para criarlas.

Vivimos la solidaridad entre los 80 habitantes. Supimos cómo resuelven su vida. Nos enamoramos de cada uno de ellos y entendimos que la geografía determina la fortaleza. Que vivir en esos páramos te hace noble y fuerte, porque solo cuentas contigo mismo y con tu entorno. Aprendes a admirar y valorar la tranquilidad, el silencio. Y comprendes que vivir aquí es un privilegio que requiere fortaleza y voluntad.

¿Cómo se vive en el páramo de Los Conejos? ¿Por qué se llama Los Conejos? ¿Cómo llegó esa gente a ese valle y por qué se quedaron? Eso fue lo que descubrimos y lo que te queremos contar.

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