La rosa de Hereford segunda parte (cap.23-45) de la autora Brenna Watson
Автор: romancehistoricoromantico
Загружено: 2025-11-18
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La rosa de Hereford de la autora Brenna Watson (no tiene sitio oficial)
Capitulos 23-45
Historia de Madeleine y Nicholas
La novela ha sido ligeramente editada para cumplir con las normas de la comunidad. En particular, se han eliminado todas las escenas en las que se relataban explícitamente las escenas de amor entre los protagonistas. Sin embargo, para asegurar que los lectores comprendan el contexto y puedan seguir la novela de forma lineal, las escenas iniciales a estos encuentros se han dejado. Ademas se han dejado todas aquellas escenas que, aunque describen momentos de amor, no lo hacen de forma detallada y, por tanto, difícilmente pueden considerarse material para la gratificación personal.
Indice:
00:00:00 Capitulo 23: El jardin de te
00:25:06 Capitulo 24: La cena en familia
00:50:24 Capitulo 25: Enfrentamiento con Beatrice
01:16:24 Capitulo 26: Una nueva cuidadora
01:36:39 Capitulo 27: La cena con su marido
02:00:24 Capitulo 28: Los jardines de Kew
02:29:37 Capitulo 29: La cena antes de la fiesta
02:51:22 Capitulo 30: El primer baile
03:14:45 Capitulo 31: La fiesta
03:38:57 Capitulo 32: La querida de su marido
03:59:52 Capitulo 33: La cena con Lady Claire
04:18:25 Capitulo 34: Compartir puntos de vista
04:45:15 Capitulo 35: La fiesta del rey
05:13:26 Capitulo 36: Una nueva traición
05:36:12 Capitulo 37: Regreso a casa
05:56:38 Capitulo 38: Una visita inesperada
06:17:21 Capitulo 39: Sus pupillos
06:38:45 Capitulo 40: El recorrido de la propriedad
06:59:53 Capitulo 41: Acudir al oficio dominical
07:26:13 Capitulo 42: Huespedes inesperados
07:47:02 Capitulo 43: Aclarar las cosas
08:05:18 Capitulo 44: Disculpas
08:22:26 Capitulo 45: Otra boda
08:44:28 Epilogo: Baronesa de Falmouth
Curiosidades:
George Gordon Byron, más conocido como Lord Byron (1788–1824), fue una de las figuras más fascinantes, controvertidas y escandalosas del Romanticismo inglés. Poeta de talento excepcional, icono de rebeldía y belleza atormentada, Byron vivió una vida que parecía escrita para la leyenda: apasionada, excesiva y constantemente vigilada por la sociedad victoriana, siempre dispuesta a juzgarlo.
Sin embargo, entre todos los episodios que alimentaron su fama, ninguno causó tanto revuelo como su relación con su hermanastra Augusta Leigh.
Augusta Maria Leigh era hija del primer matrimonio del padre de Byron. Nacida siete años antes que el poeta, había crecido alejada de él. Cuando finalmente se reencontraron en 1813, Byron era ya un célebre poeta, autor de Childe Harold’s Pilgrimage, obra que lo había catapultado a la fama. Augusta, por su parte, era una mujer casada, de temperamento dulce y reservado, pero poseía una inteligencia y una comprensión que cautivaron a Byron. Entre ambos nació una intimidad tan profunda que pronto dio lugar a una tormenta de rumores.
El propio Byron, que se complacía en desafiar las convenciones, alimentó con sus gestos la curiosidad pública. Su correspondencia con Augusta, llena de alusiones afectuosas y de una ternura poco fraternal, fue interpretada por muchos como la prueba de un incesto. La publicación de algunos versos ambiguos y los susurros de los círculos literarios londinenses hicieron el resto. En 1814, Augusta dio a luz a una niña llamada Medora, y aunque oficialmente era hija de su esposo, la sociedad insinuó que el verdadero padre era Byron.
El escándalo fue devastador. La relación con Augusta coincidió con el colapso del matrimonio de Byron con Annabella Milbanke, mujer de carácter severo y moral rígida. Annabella abandonó al poeta al poco de casarse y, bajo la presión de su familia, insinuó que Byron era culpable de depravación e incesto. Los rumores se convirtieron en acusaciones veladas, y la prensa londinense, ansiosa por convertir a Byron en el villano romántico por excelencia, difundió las historias con morbo y crueldad.
Incapaz de soportar la persecución pública, Byron abandonó Inglaterra en 1816, jurando no volver jamás. Ese exilio forzado marcó el inicio de su leyenda. En Suiza y luego en Italia, el poeta escribió algunas de sus obras más intensas —Manfred, Don Juan, Childe Harold’s Pilgrimage (cantos posteriores)—, en las que el dolor, la culpa y el desafío se entrelazan. Muchos críticos han leído en esos textos la huella de su amor prohibido por Augusta, una relación que lo persiguió hasta el final de su vida.
En cuanto a la verdad sobre ese vínculo, sigue siendo un misterio. No existen pruebas concluyentes de que Byron y Augusta fueran amantes en sentido físico, aunque la intensidad emocional entre ambos es innegable.
Sea como fuere, Augusta permaneció leal a Byron hasta su muerte en 1824 en Missolonghi, Grecia, donde el poeta había acudido para luchar por la independencia helénica. Ella destruyó parte de su correspondencia para proteger su memoria, gesto que mantiene el misterio vivo hasta hoy.
Abrazos, Teti
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