El profe D Scarlatti sonata k99 Do menor

Entre claves y silencio:

En alguna tarde quieta de Aranjuez,
cuando el sol ya no manda
y el aire se vuelve más humano,
María Bárbara levanta los ojos del teclado
y mira a Scarlatti como quien busca un respiro.

—Maestro… hoy he tocado sin alegría —dice ella—.
El palacio pesa más que de costumbre.
Tal vez echo de menos Lisboa,
o tal vez me echo de menos a mí misma.

Scarlatti guarda silencio,
un silencio bueno, de los que escuchan.
Después sonríe apenas:

—Señora, la libertad a veces nace en lugares extraños.
Yo la encontré aquí, en esta península,
lejos de Nápoles y de mis primeros encierros.
Aquí he podido volar…
y quizá usted también pueda hacerlo,
aunque no lo parezca.

Ella vuelve al teclado,
y él acomoda una hoja en blanco.
No necesita palabras para decirle: “Estoy aquí.”
Ella no necesita pedírselo.

Y en el salón, entre dos latidos,
nace una sonata:
mitad consuelo,
mitad refugio,
y en el centro, la complicidad silenciosa
de quienes comparten música
cuando la vida pesa.

Treinta años así:
él buscándole luz,
ella dándole un hogar a su libertad.

El resto —lo que se dijeron,
lo que callaron,
lo que tal vez nunca escribieron—
está en las teclas que aún suenan
cuando la historia duerme.

Iván G. - GPT 5