Menores que deciden cambiar de custodia

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En no pocas ocasiones, los hijos que han residido con un progenitor desde el divorcio, deciden trasladarse a vivir con el otro.

Esta situación suele darse en la adolescencia, bien por el deseo de descubrir como estarán con aquel progenitor, con el que han permanecido menos tiempo, generalmente fines de semana o vacaciones. Bien, porque el otro progenitor es más laxo con las normas, estudios y salidas.

En la etapa vital de la adolescencia es cuando se producen cambios y pruebas. Es habitual que los hijos intenten alejarse de sus lugares conocidos y su espacio de confort, para conocer nuevas realidades.  Inicialmente, este distanciamiento o cambio de domicilio permite al menor construir su identidad y prepararse para la vida adulta.

En cualquier caso, y dependiendo de la edad del hijo, más de doce años, si se entiende que tiene suficiente juicio, o catorce, momento en que se les escucha siempre, puedan dar lugar a cambios de domicilio y, por tanto, de custodia.

Inicialmente, si el cambio en la voluntad del hijo, tiene fundamento y no está basado en la manipulación por parte del progenitor, es muy probable que este cambio se produzca.

A pesar de que para el progenitor dejado, la situación es muy difícil, y en ocasiones se siente traicionado, y piensa que ha fallado como padre o educador, no es conveniente trasladar al hijo estas inquietudes.

Si la decisión está tomada, lo mejor es realizar este cambio de forma consensuada entre ambos padres, adaptándose a la nueva circunstancia.

Supone un cambio de custodia, una reorganización de las visitas, y el establecimiento de una pensión alimenticia basada en los gastos del hijo y en la capacidad económica del nuevo pagador.

Begoña Cuenca Abogada de Familia en Zaragoza.