Mayalde y Guti. Charrada y fandango. Barranda (Murcia, España), 27-01-2018
Автор: Manuel Sánchez Martínez
Загружено: 2018-02-05
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La Fiesta de las Cuadrillas de Barranda (Caravaca, Murcia, España) celebró su 40 edición en 2018 y se ha consagrado como un festival de referencia sobre músicas de tradición oral hispanas, entre otros factores (como las actuaciones de grupos folk o las jornadas y talleres sobre cultura popular) debido a su decidida apuesta por facilitar la participación popular y mostrar a los grupos que acuden en plena interacción con el público asistente, difuminando en lo posible la separación entre actores y espectadores y soslayando las barreras físicas que suele haber en otros encuentros musicales.
Así, durante el último fin de semana de enero de cada año, en Barranda se dan cita numerosos aficionados de diversas procedencias para compartir músicas y vivencias, por lo que no es extraño que, coincidiendo en gustos, tengan lugar momentos musicales participativos (fuera incluso de la programación oficial) que, ocasionalmente, pueden llegar a ser extraordinarios y dignos de recordar.
Uno de esos instantes, donde la euforia puede hacer creer a las gentes, afanadas en sentir intensamente el momento para intentar dilatarlo, que se está cerca de tocar el cielo en medio del efímero hechizo colectivo, tuvo lugar en la noche del sábado 27 de enero de 2018, tras una cena que congregó a unas docenas de concurrentes al festival en el Restaurante El Zorro de la localidad. Fue una muestra más de que la cultura tradicional, para quien la sabe entender, proporciona con frecuencia momentos fugaces, pero con un valor de intensidad emocional enorme.
En esta ocasión, allí se encontraban, además de espectadores, profesionales y estudiosos de la cultura tradicional española, los Mayalde (Eusebio, Pilar, Arturo y Laura), de Salamanca; José Luis Gutiérrez, Guti, de Zamora; los maestros boleros de Fuente-Álamo de Murcia, Pedro José Leandro y Pepita Rebollo, con otros componentes de su Escuela Bolera; Javier Andreo, Javi el Nieto, trovero de Aledo (Murcia); y músicos de la Ronda de Motilleja (Albacete); animeros de Caravaca (Murcia); aguilanderos de Barranda (Murcia); cuadrilla de Fuente-Álamo de Murcia, etc.
La conjunción en un reducido espacio de talento y ganas posibilitó una explosión de festiva diversión que liberó el entusiasmo, llegando a humedecer ciertos ojos, según se comentaba, tanto por la emoción como por la alegre risa. Para corroborarlo, incluimos en la Colección Memorias de la Tradición
/ antropologoclemente
algunas de estas escenas, como la que acompaña este texto, en cuyas imágenes podemos ver dos temas de la rica tradición musical de Salamanca: una charrada y un fandango al estilo de El Payo (Peñaparda). Las charradas son bailes típicos de La Charrería, en el campo salmantino, aunque se han convertido en un icono de toda la provincia; mientras que los fandangos, tanto de estas comarcas como del resto de la zona norte de España, suelen ser muy distintos de los fandangos interpretados en el sur y este peninsular, teniendo en común únicamente el nombre, ya que el término fandango antiguamente designaba, en general, una fiesta con baile, pasando luego a nominar los bailes que más se interpretaban en esos momentos en cada lugar, y que no tenían por qué provenir de la misma raíz.
En esta ocasión están al baile, imprimiéndole la apostura característica de la zona: Arturo Martín Pérez, Laura Martín Pérez, Pilar Pérez y José Luis Gutiérrez García, Guti; con Eusebio Martín Cifuentes al cante y al toque de sartén con cuchara. El folclorista Ángel Carril (“Salamanca en sus bailes y danzas”, 1983) indica que en la zona originaria del último baile también se suele acompañar la percusión de la sartén con un dedal en uno de los dedos de la mano por el interior, para aumentar el efecto rítmico.
Al respecto, la fértil creatividad popular, a falta de instrumentos de viento, o cuerda, o de percusión elaborada, se sirve en muchos lugares hispanos de sencillos instrumentos, que originalmente tienen otras utilidades que las musicales, para acompañar los temas de baile, del romancero o para cualquier otra necesidad musical. Es significativo el empleo de diversos útiles de cocina para realizar estas percusiones (almireces, cántaros, sartenes, calderos, tenazas, tijeras, cubiertos, botellas, etc.) que, sabiamente manejados como en el caso que mostramos, proporcionan el soporte musical que necesita un buen baile.
Vídeo y texto: Manuel Sánchez Martínez.
Colección Memorias de la Tradición: Licencia Creative Commons BY-NC-SA
En el siguiente blog se pueden encontrar los vídeos de esta colección formando parte de una explicación general, con un índice de los mismos por lugares y temas, y un apartado de artículos del autor.
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