Aliste, tierra de yuntas y acarreos, Zamora, España

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Años de grabación 1988 - 1989 - 1990 y 1991, lo registramos en 1993

Ponemos aquí dos fragmentos del guión literario.
En estas tierras de largos y duros inviernos, contrastando con veranos muy calurosos, no hay grandes edificaciones ni monumentos, pero a pesar de ello si cuenta con una importante historia, son abundantes así los castros celtibéricos, dispersos por el territorio, huella que constata el primitivo asentamiento de la zona. Igualmente los romanos estuvieron en Aliste, dejando calzadas actualmente visibles y posiblemente algún que otro puente, hoy desgraciadamente perdidos. Pero sin duda es el paso de los musulmanes el que quizá haya arraigado más a nivel popular, pues conocidas son las leyendas y romances de tesoros escondidos que dejaron tras de sí.


Mientras espigan los campos y se cavan los surcos a golpes de yunta, también hay que cuidar el ganado. Una ganadería que en Aliste, deja huella hasta en el propio paisaje en los llamados prados murados que configuran y delimitan los diferentes pastos para un ganado vacuno, que en la comarca tiene una doble función bien definida, si bien como hemos visto, ayuda al hombre en el campo empleándose como fuerza de tiro, también su cría y cuidado, proporciona una excelente carne que sin duda es la reina de la gastronomía alistana. Y es que tal es la importancia de la carne en Aliste que hoy ha llevado incluso a la formación de rebaños de ovejas preferentemente de razas cárnicas en detrimento pues de la industria lanera. Unos rebaños que en el verano se juntarán para iniciar un camino que se repite año tras año, desde hace siglos: la transhumancia.

Es realmente impresionante ver pasar a miles de ovejas, por cañadas, veredas y cordeles, incluso por el centro de las calles de pueblos hoy dedicados al turismo, como Puebla, guiadas por un escaso número de hombres en busca de nuevos pastos hasta la sierra sanabresa.