Teresa Carreño: artista excepcional, indiferente a las convenciones de su tiempo

Caraqueña, nació el 22 de diciembre de 1853. La pasión por la música estuvo presente desde su infancia hasta el fin de sus días. Niña prodigio, con padre, abuelo y tíos músicos, hizo sus primeras composiciones a los 5 años. Se fue de Venezuela a los 7 años para formarse y convertirse en la gran pianista y compositora que fue.

Continuó sus estudios en Nueva York, fue invitada a dar un recital de piano al presidente Abraham Lincoln, siguió su formación en Europa, deslumbró a compositores de renombre y al público; hizo exitosas giras por el mundo entero; fue empresaria musical y de las primeras mujeres en dirigir una orquesta; ingresó al ambiente musical de Berlín destacándose en un mundo plagado de hombres. Privilegió su carrera artística frente las convenciones de su tiempo; juzgada por su vida amorosa se casó 4 veces siguió adelante rompiendo techos de cristal.

Viajó a Venezuela, recorrió el país en 1885 invitada por el presidente Joaquín Crespo y luego por Antonio Guzmán Blanco a constituir una compañía de Ópera que fue un fracaso. Teresa Carreño fue, sin duda, la pianista más deslumbrante de su tiempo y la más importante pianista y compositora de la historia musical de Venezuela. Falleció en Nueva York el 17 de junio de 1917. Conservó siempre su nacionalidad venezolana.

Obedeciendo su última voluntad, sus restos fueron repatriados a Venezuela en 1938 y, en 1977, trasladados al Panteón Nacional.

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