El me Presentó Diciendo que era Solo una AMIGA y como Venganza me fui para no VOLVER

Después de tres años moldeándome para ser su novia perfecta, bastaron solo cinco palabras—"esta es mi amiga Emilia"—para darme cuenta de que me había convertido en una extraña para mí misma. Las lámparas de cristal y oro del salón de baile del Grand Plaza Hotel brillaban sobre mi cabeza mientras alisaba mi vestido por décima vez. Este vestido de cóctel azul marino me había costado dos semanas de ahorros, pero Ricardo había sido claro: esta noche era importante. La gala anual de su firma de abogados no era solo una fiesta; era donde se forjaban carreras, se decidían asociaciones, y las impresiones lo eran todo. Después de tres años juntos, por fin asistiría como su novia. Pero todo lo que sentía en mi estómago era una creciente sensación de incomodidad. —Deja de moverte tanto —susurró Ricardo, tocándome brevemente la parte baja de la espalda. Te ves bien. Bien. No hermosa, ni impresionante. Solo bien.

Esas palabras me golpearon con fuerza, pero traté de empujarlas al fondo de mi mente. Ricardo estaba nervioso, eso era todo. Había trabajado durante meses para convertirse en Asociado Senior, y esta noche, finalmente, me presentaría ante las personas que tenían su futuro en sus manos. Pero la inseguridad se clavaba en mi pecho. ¿Era todo esto realmente para mí? ¿O solo una función en su teatro? —Ahí está Villanueva —dijo Ricardo, enderezando su ya perfecta corbata—. El de cabello plateado. Su opinión es la que más importa. Asentí, tomando un pequeño sorbo de champán para calmar mis nervios. Ricardo había hablado de Patricio Villanueva durante años, el socio gerente cuya aprobación significaba todo dentro de la firma. Tres años escuchando historias sobre este hombre, y finalmente iba a conocerlo en persona. Lucas me guió a través del salón con la destreza de alguien que había nacido en este mundo de poderosos. Yo, por otro lado, me sentía como una intrusa, con mi educación pública y mi trabajo en una organización sin fines de lucro.