EXEQUIAS MONSEÑOR LUIS HORACIO GÓMEZ GONZÁLEZ - Abril 19/2016

La Arquidiócesis de Manizales, en cabeza de Monseñor Gonzalo Restrepo Restrepo, da gracias a Dios por la vida y testimonio de un auténtico pastor que lo entregó todo por amor a Dios y a la Iglesia.

Monseñor Luis Horacio Gómez González nació en el municipio de Salamina (Caldas) el 18 de octubre de 1958. Hizo sus estudios en su población natal, siempre se caracterizó por el liderazgo, se inició en la actividad política pero el señor lo llamó al presbiterado y el respondió con decisión. Fue ordenado sacerdote por monseñor José de Jesús Pimiento Rodríguez el 30 de noviembre de 1991. La preparación para el sacerdocio, tanto en filosofía como en teología, la realizó en el Seminario Mayor Nuestra Señora del Rosario de la Arquidiócesis de Manizales.

Estos son los servicios que le fueron encomendados:

• Vicario Parroquial en Nuestra Señora del Rosario, Aranzazu – Caldas.
• Delegado para la Pastoral Social en la Arquidiócesis de Manizales.
• Párroco en Nuestra Señora del Carmen, Castilla – Caldas.
• Párroco en Nuestra Señora de Chiquinquirá, Aguadas – Caldas.
• Párroco en La Inmaculada Concepción, Aguadas – Caldas.
• Capellán del SENA y miembro del Consejo Directivo.
• Delegado para la Pastoral Universitaria y la Pastoral Sacerdotal.
• Párroco en Ntra. Sra. de los Dolores, Manizales.
• Párroco en Ntra. Sra. del Sagrado Corazón, Manizales.
• Profesor del Seminario Mayor de Manizales.
• Vicario de Administración y Asuntos económicos de la Arquidiócesis de Manizales.
• Miembro del Consejo de Gobierno, Colegio de Consultores y del Consejo Presbiteral de la Arquidiócesis de Manizales.

En el año 2014 el Papa Francisco lo nombró como Obispo y Vicario Apostólico de Puerto Gaitán en el Meta. El 21 de agosto de 2014 recibió su Ordenación Episcopal en la Catedral Basílica de Manizales, el 10 de septiembre del mismo año realizó su posesión episcopal en la Catedral María Madre de la Iglesia de Puerto Gaitán.

Todo lo desempeñó con lujo de acciones pastorales enmarcadas en una alegría y oratoria sobresaliente; una enfermedad cerebro vascular le mermó sus capacidades expresivas pero le permitió unirse al dolor de Cristo y abrazar la cruz con decisión y fortaleza siendo testimonio para muchos.

El día del Buen Pastor (17 de abril) a sus 57 años de edad, en el aniversario doce de la muerte de su mamá, a sus 24 años de sacerdocio y a sus casi 2 años de obispo partió a la casa del Padre, entregó su vida al Señor, pasó a la vida eterna, a la participación de la Resurrección de Cristo, de seguro que el señor lo recibió con la nota de la Sagrada Escritura: “Siervo bueno y fiel entra al gozo de tu Señor”. Mt. 25, 23

Hoy se reflejan el sentir común de la partida de un verdadero santo caracterizado siempre por su gran amabilidad, don de gentes, alegría, ayuda a los más necesitados y su amor incondicional a Dios y a la Iglesia. Las comunidades parroquiales en las cuales ejerció su ministerio están llenas de testimonios de personas que dan fe de la talla espiritual de este gran hombre que siempre proclamaba su deseo de tomarse en serio el evangelio.