Joaquín Romero Lagares: «La Orquesta Bética de Cámara en la Sevilla de 1924».

En 2024 se conmemora el primer centenario de la Orquesta Bética de Cámara, fundada en 1924 por el gran compositor Manuel de Falla, tras el éxito obtenido, un año antes, con el estreno mundial en versión concierto de «El retablo de maese Pedro».
Con tal motivo, en la tarde del 10 de diciembre de 2024 tuvo lugar, en la sede del Archivo Histórico Provincial de Sevilla, la conferencia titulada «La Orquesta Bética de Cámara en la Sevilla de 1924», a cargo de su secretario, D. Joaquín Romero Lagares.
El conferenciante comenzó con un recorrido completísimo sobre la situación social, económica, política y cultural de una Sevilla, la del siglo XX, en plena transformación (la «Sevilla eterna» es una creación del primer tercio del siglo XX: desde los naranjos y su azahar hasta el barrio de Santa Cruz, el ladrillo visto tallado y la arquitectura regionalista). Se ocupó luego del ambiente musical culto en nuestra ciudad y los intentos de crear orquestas, con escaso éxito. Tuvieron más fuerza y fortuna entre el público la ópera y la zarzuela.
Se detuvo Joaquín Romero en la figura de Eduardo Torres, maestro de capilla y organista, que llegó en 1910 a la capital hispalense. Fue catedrático de composición en el Conservatorio, miembro del Ateneo y de la Real Academia de San Fernando, compositor de zarzuela, y primer presidente de la Orquesta Bética de Cámara. Un vanguardista con sotana. Pero había más: el gran ambiente musical existente en Sevilla se manifestaba en grandes bandas sinfónicas: la militar del Regimiento Soria IX, la del Asilo, así como en los grandes compositores de marchas procesionales, como los de la saga de los Font.
Empresarios teatrales, fabricantes de instrumentos, músicos profesionales, se contaron entre los miembros de la Orquesta Bética de Cámara. Y, por supuesto, Manuel de Falla. El violonchelista Segismundo Romero lo deslumbró durante la interpretación de un miserere por la orquesta dirigida por el padre Torres. Fue el inicio de una gran amistad, y el germen de lo que a la postre sería la Orquesta Bética de Cámara. Ya que el padre Torres no fue autorizado por el Arzobispo hispalense a dirigir la nueva orquesta, Falla eligió para tal misión a un jovencísimo discípulo, Ernesto Halffter Escriche.
Y el resto es historia...