ANTROPOLOGÍA COGNITIVA

La antropología cognitiva puede definirse como la disciplina que estudia cómo las personas de distintas culturas conceptualizan el mundo, organizan sus experiencias y construyen significados a través de estructuras cognitivas compartidas. Se interesa tanto por el contenido de la cultura como por los procesos mentales que lo producen y mantienen.

En sus orígenes, hacia mediados del siglo XX, la antropología cognitiva adoptó herramientas de la lingüística estructural para identificar cómo los hablantes de una lengua categorizaban su realidad. Por ejemplo, el análisis de términos de parentesco buscaba reconstruir las reglas culturales que organizaban las relaciones familiares en un grupo. La idea era que, al estudiar el lenguaje, se podía acceder a la “mente colectiva” de una cultura.

No obstante, la práctica mostró limitaciones: los resultados variaban entre investigaciones sobre el mismo dominio cultural y, con frecuencia, los análisis reflejaban más la perspectiva externa del investigador que la visión interna de los miembros de la comunidad. Esto llevó a un replanteamiento: en lugar de limitarse a identificar estructuras lingüísticas, la antropología cognitiva incorporó conceptos como prototipos, guiones y modelos culturales, ampliando su enfoque hacia la manera en que el conocimiento se organiza, se transmite y se transforma en interacción con otros factores sociales, históricos y biológicos.

Esta evolución permitió que la antropología cognitiva se convirtiera en un puente entre el estudio de la cultura y el análisis de la cognición, sin depender exclusivamente del lenguaje como vía de acceso.