El carlista José María Codón sobre Francisco Franco

El carlista José María Codón (Comunión Tradicionalista) habla en la Plaza de Oriente en nombre de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón sobre Francisco Franco, José Antonio Primo de Rivera y Víctor Pradera el 20N de 1981.

Texto del discurso:

Francisco Franco —para mí y le conocía muy bien— es la figura más importante de la historia de España después de Felipe II. Es el mejor general, parangonable a Zumalacárregui y a los grandes estrategas tácticos del siglo pasado. Pero él se dio todo para España y, resumiendo, sintetizando, nos dejó en su testamento esta idea, que es la que tenemos que filtrar: el nombre —decía— de Dios y de España permitidme que los evoque porque han estado siempre juntos. Y es verdad, el destino histórico de España es servir a Dios, como se le debe servir.

José Antonio Primo de Rivera. ¿Qué os diría yo de este joven?... Que en la edad de Cristo, como decíamos entonces, o en la de José Antonio, como se dijo más tarde, a los 33 años, hizo aquel pensamiento, nutrido de la savia de la tradición española, perfectamente al día, con toda la filosofía de los pensadores del momento, y que tiene frases como una que se me ha grabado a mí y de la que he hecho divisa para la lucha contra el separatismo: «la destrucción de las unidades de destino acarrea la cólera celeste». No solamente es problema administrativo, de separatismo, de independentismo: «la destrucción de las unidades de destino acarrea la cólera celeste».

No olvidemos a un hombre que era muy amigo suyo: Víctor Pradera, ingeniero y abogado que murió, desde luego, en olor de santidad, y que fue el que más combatió en Navarra a los napartarras, a los separatistas navarros y a los separatistas vascongados. Y que está, sin duda, con la aureola de la santidad y con esa boina roja, yelmo de guerreros, corona de santos, corona de monarcas, que Franco cuando la situó en su sien la honró como nadie. Yo la honro también poniéndomela porque es la boina de Carlos V, Carlos VI, Carlos VII y Alfonso Carlos. Pero sobre todo, porque la santificó políticamente el caudillo Franco cuando se clavó para siempre la boina roja.