XXV ANIVERSARIO CORONACIÓN CANÓNICA DE LA TRINIDAD DE MÁLAGA. Paso por c/ Trinidad (Hdad Traslado)

El 25 de octubre de 2025, los hermanos de la Real, Muy Ilustre y Venerable Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo, María Santísima de la Trinidad Coronada y el Glorioso Apóstol Santiago conmemoraron por las calles de Málaga el vigésimo quinto aniversario de la Coronación Canónica de María Santísima de la Trinidad, que procesionó en su trono del Lunes Santo para llegar a los pies de la Santa Iglesia Catedral Basílica de la Encarnación, en la que fue coronada canónicamente el 21 de octubre del año 2000, aunque en esta ocasión no entró en el templo mayor.

La Hermandad fue fundada en 1934, en una de las aulas del antiguo colegio trinitario Ave María al haberse ubicado allí provisionalmente la Parroquia de San Pablo y lo hace en torno a la figura de la Virgen, una antigua imagen adquirida de anticuario. De hecho en esos primeros años la Cofradía se afana en potenciar estos cultos en torno a la Santísima Trinidad (1934-36) pues no es hasta 1937 cuando adquiere carácter pasionista. De hecho, como sabemos, no es hasta 1938 cuando el escultor granadino José Gabriel Martín Simón entrega la talla de un titular cristífero, Nuestro Padre Jesús Cautivo, que se bendice en marzo de 1939. En este mismo año (noviembre), la corporación trinitaria ingresa en la Agrupación de Cofradías.

A partir de ahí, la historia es conocida, pues la imagen del Cautivo se va haciendo en pocas décadas de un simpar calado devocional en la ciudad hasta el punto de convertirse, sin duda alguna, en el Señor de Málaga. No obstante, el afecto trinitario a la imagen de la Virgen ha seguido latente todos estos años, a pesar incluso, de que la Hermandad decide cambiar la talla por otra de nueva factura realizada por el escultor carmonense Francisco Buiza Fernández que la hermandad adquiere en 1968. Fruto de esa acendrada devoción, la Iglesia de Málaga decreta la concesión de la Coronación Canónica de María Santísima de la Trinidad, siendo la tercera Dolorosa de nuestra ciudad en recibir tal distinción tras los Dolores de la Expiración (1986) y la Esperanza (1988).

En el plano iconográfico el drama de María se desprende en su lectura facial merced a una serie de resortes tratados con suma exquisitez. Dibuja un trazado quebrado en sus arcos superficiales, logrando así la impresión de sollozo; por otra parte entreabre la boca para mostrarnos sus dientes que contrastan con la tonalidad rosácea de sus labios, dejando escapar un íntimo lamento como un canto elegíaco que estremece el alma de la madera. La nariz es manifiestamente rectilínea, tal y como cultivaron numerosos escultores del siglo XIX, dibujando la punta cuadrada y subrayando en las aletas la línea divisoria. Se constata por otro lado el empleo de tonos rosáceos en torno al mentón con su peculiar hoyuelo, pómulos y párpados como referentes cromáticos de su angustioso trance.

Seis lágrimas de cristal surcan sus mejillas y las dispone simétricamente para completar el discurso aflictivo de la efigie. Por otra parte, Buiza intenta diluir el esquema frontal del plano de tensión al presentarnos la cabeza ligeramente inclinada hacia la izquierda por lo que el espectador ha de situarse en el lado contrario para buscar su mirada y establecer una 'sacra converzacione' que sea capaz de mitigar el dolor y la expresión de angustia que invade su faz.

La Virgen de la Trinidad procesiona sobre un trono de metal plateado, dorado y policromado en el que Juan Casielles del Nido (1925-1981) se erige en su diseñador en 1968, materializado en el taller de Villarreal (Sevilla) entre 1970 y 1971. Los arbotantes son de José Brihuega (1986).

En cuanto a los bordados, todos han sido renovados en las últimas décadas. Las bambalinas y el techo de palio culminan el conjunto procesional, estrenándose completo el Lunes Santo de 2019. Se trata de una obra concebida y ejecutada por el artista malagueño Joaquín Salcedo Canca. El frontal se compone de tres paños. Cinco, en los laterales. En la parte central de cada uno destaca un ánfora escoltada por dragones, elemento principal, identificativo de Juan Casielles, que se repite en el manto y el techo del palio.

Ya en 2008, se había estrenado un fantástico manto procesional obra igualmente salida del taller de Salcedo, bordado en oro fino sobre terciopelo malva. Miles de piezas se disponen a lo largo de un eje vertical, que imprime la gran fuerza de arranque compositivo a la obra. Destacan las hojas de acanto, que se van entre lazando unas con otras, recorriendo todo el manto, y que nacen entre cuernos de la abundancia, guirnaldas, lazos, flores y macetillas.

La imagen se presentó en las calles con la presea de Coronación obra de los hermanos Delgado López (Sevilla) y con una saya de estreno realizada por Salvador Oliver, con imaginería de Valerio Téllez y diseño de Curro Claros.

La acompañó musicalmente la banda de música propia de la Cofradía, Sinfónica ‘Virgen de la Trinidad’ que interpretaba en ese momento 'Virgen del Rosario Coronada' de Pablo Ojeda