Maria Alejandra Requena: "Me sentía muerta en vida…" 🥹 Cara a Cara con Rodner Figueroa

00:00:04 – Introducción emocional al episodio y presentación del tema
00:00:57 – Alejandra Requena comienza a contar la tragedia de perder a su esposo
00:02:08 – El duelo no se supera, se acepta: reflexiones sobre el proceso de sanar
00:03:29 – La llamada desde Perú y el inicio del momento más oscuro
00:06:42 – Alejandra revive el momento exacto en que recibe el mensaje de su hija
00:08:40 – Oración con su hija mientras su esposo sufría convulsiones
00:10:17 – El conflicto con la fe y el trauma vivido por sus hijos
00:13:19 – El diagnóstico médico y la carrera contra el tiempo para llegar a Miami
00:15:07 – Despedida en el hospital: el momento de mayor dolor
00:18:13 – Terapia para sus hijos y la importancia de atender la salud emocional
00:21:17 – Sentirse muerta en vida: el punto de inflexión emocional
00:22:51 – Oscuridad y el deseo de no sentir más: uso de pastillas para dormir
00:25:18 – El motivo para salir adelante: sus hijos y el amor puro
00:26:28 – Las distintas despedidas que tuvo con Ismael
00:28:40 – El retiro personal y la decisión de dejarlo ir emocionalmente
00:30:58 – Recuperar la paz interior y volver a enamorarse de la vida
00:32:35 – La llegada del nuevo amor: Luciano y una segunda oportunidad
00:35:05 – La comprensión de Luciano y el proceso de construir una nueva relación
00:37:08 – El temor de no poder amar otra vez y cómo lo enfrentó
00:39:21 – Aceptar el pasado y enfocarse en la luz del presente
00:40:04 – Consejos prácticos para enfrentar el duelo y elegir ser feliz
00:43:32 – No juzgar el dolor ajeno: cada duelo es único
00:45:32 – Cierre del episodio: gratitud, legado, y el poder de compartir

Este episodio de Cara a Cara ha sido, sin duda, uno de los más personales y conmovedores que he grabado. Desde el momento en que me senté frente a Alejandra Requena, supe que lo que estábamos por compartir era algo que trascendía lo profesional. Alejandra no solo es colega, es amiga, compatriota, madre y una mujer increíblemente fuerte que, con valentía, decidió abrirnos su corazón para contarnos la historia más dolorosa de su vida: la pérdida súbita de su esposo, Ismael, tras casi 26 años de relación.

Desde el principio, confieso que sentí miedo. Miedo de llorar, miedo de conectar con mis propias heridas al escuchar su testimonio. Y no me equivoqué. Escucharla contar cómo recibió la noticia desde Lima, mientras trabajaba para CNN, cómo fueron sus hijos adolescentes quienes vivieron el horror de ver a su padre colapsar en casa… fue estremecedor. Pero también fue profundamente revelador. Porque Alejandra no vino solo a contar una tragedia. Vino a enseñarnos cómo transformar el dolor más profundo en luz.

Me impresionó su entereza al revivir momentos tan duros: la impotencia de no poder volar de inmediato, el no haber podido estar allí para abrazar a sus hijos mientras luchaban por salvar a su padre, las interminables horas en el hospital, y ese instante desgarrador en que los médicos le pidieron que se despidiera. ¿Cómo se prepara uno para algo así? No hay manera.

Pero lo más admirable de Alejandra es que, incluso desde ese lugar oscuro, supo levantarse. Lo hizo primero por sus hijos, Andrés y Miranda, a quienes guió con amor, incluso cuando ella misma estaba rota. Luego, lo hizo por ella. El duelo fue largo, acompañado de rabia, pastillas para dormir, miedo, culpa y silencio. Pero también fue un proceso de descubrimiento: la necesidad de ir a terapia, de aceptar que estaba sobreviviendo, no viviendo, y que merecía otra oportunidad de ser feliz.

De ahí nació su libro Elijo Ser Feliz, que no es solo un testimonio, sino un mapa emocional para quienes están atravesando el duelo. Alejandra entendió que el dolor no se supera, se aprende a vivir con él. Y en ese proceso, la vida la sorprendió con una nueva historia de amor. Hoy está casada con Luciano, un hombre que llegó a su vida con respeto, paciencia y comprensión. Su historia nos recuerda que sí se puede volver a amar, sí se puede volver a reír, y sí se puede volver a vivir, incluso después de lo impensable.

Yo, Rodner, salí de esta conversación conmovido, admirado y profundamente inspirado. Porque Alejandra nos enseñó que elegir ser feliz no es una frase bonita. Es una decisión valiente. Y si estás leyendo esto y te duele algo por dentro, créeme: su historia puede ayudarte a sanar.