CONSTELACIONES FAMILIARES: honrar el lugar de pertenencia del padre

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"Honrarás a tu padre y a tu madre" es uno de los mandamientos más conocidos del Antiguo Testamento, transmitido por Moisés. Sin embargo, es importante comprender el verdadero significado de honrar a nuestros padres. Honrar no implica obedecer ciegamente o tolerar el maltrato, es decir no es sinónimo de temer. Honrar significa tener consideración, amor y respeto hacia nuestros padres. También implica observar y reconocer su lugar en el linaje familiar, en el clan familiar, sin rechazo, dolor ni resentimiento. Es aceptar su historia, comprender los desafíos que enfrentó y las heridas que pudo haber llevado consigo. Honrar implica ver más allá de las acciones o errores del pasado y encontrar la compasión y el perdón en nuestros corazones. ¿Cómo honrar al padre? Es importante dejar que su lugar no sea ocupado por ti y no asumir roles que no te corresponden. Es fundamental comprender que es muy probable que tu padre no haya ocupado su lugar como padre debido a circunstancias que no eran culpa tuya. No hay nada malo en ti, y tampoco es culpa de él, ya que fue víctima de patrones disfuncionales transmitidos generacionalmente. El primer paso para honrar a tu padre es permitir que ese lugar quede vacío en lugar de ocuparlo tú. Aunque pueda generar tristeza, es esencial permitirte sentir tu lugar como hijo. ¿Por qué puedes sentir tristeza al dejar ese lugar desocupado? Es la tristeza del niño interior. Es posible que experimentes la tristeza de tu madre o la sensación de reclamo por la ausencia de su marido. Permítete sentir esas emociones y deja espacio para que emerjan en tu memoria. Observa sin juzgar y date permiso para sentir. Observa a tu yo de niño tomando la decisión de reemplazar el lugar de tu padre. La decisión de salvar a tu madre, de luchar y complacerla para verla feliz. Observa cómo tomaste esa decisión y desde tu yo adulto, dile a tu yo niño: "Estoy aquí. No estás solo". Ofrece tu apoyo y enséñale que esta vez no tomarás esa decisión. Esta vez no serás el salvador de tu madre. Esta vez solo observarás y permitirás que los adultos resuelvan sus propios asuntos. Y di en tu interior: "No voy a ocupar un lugar que no me pertenece". Ahora te invito a visualizar un lugar vacío al lado de tu madre. Puede ser que veas a tu madre mirando tristemente ese espacio vacío. Dirige tu mirada a ese lugar vacío y repite en tu interior: "No voy a ocupar un lugar que no me pertenece". Luego, visualiza a tu padre conectado por un hilo de luz a ese lugar vacío. Dirígete a tu padre y di con convicción: "Siempre serás honrado, padre, y siempre serás respetado en el lugar que te corresponde". Ahora visualízate a ti mismo como hijo, ocupando tu lugar legítimo. Observa el espacio alrededor de tus pies cuando eras niño. Es un espacio sagrado y respetado, un espacio que nadie te quitará. Haz la determinación interior de dejar ir cualquier resentimiento por haber ocupado un lugar que no te pertenecía y por no haber podido experimentar el amor de hijo por tus padres. Si sientes que tu madre no respeta ese espacio de hijo, dirige tu atención hacia tu centro y dile con firmeza: "Este es mi lugar y no voy a estar en un lugar que no me pertenece. Eres merecedora de amor, estás llena de amor en tu propio círculo y en tu propio espacio". Permítete soltar todo. Siente cómo en este espacio respetado de hijo, ocupando tu rol legítimo, no necesitas exigir nada a tus padres, porque cada uno está en su propio lugar, conectado con la Fuerza del Amor y en armonía con el Espacio Adecuado. Permítete vivir plenamente y recibe el amor y el permiso de vida que te brindan. Este ejercicio de respetar el espacio del padre y reconocer tu lugar como hijo es de vital importancia para comenzar a honrar a tu padre. Incluso si tu padre no estuvo físicamente ausente, pero fue crítico contigo, el ejercicio sigue siendo el mismo. Puede ser de gran ayuda visualizar cómo tu padre tampoco tuvo el espacio de hijo con su propio padre y cómo esa falta de plenitud interior ha afectado su vida. Incluso en el caso de que tu padre haya fallecido, el ejercicio sigue siendo válido y significativo. A través de esta práctica, estás trascendiendo la dimensión física y conectando a un nivel más profundo y espiritual con tu padre y su legado. Es importante destacar que si tu padre ha abusado o maltratado físicamente, el espacio del padre sano debe ser honrado y no ocupado por el hijo. En este caso, el enfoque se centra en sanar las heridas causadas por el abuso y buscar la sanación interior en lugar de perpetuar el ciclo de violencia.