¡El Mayor Enemigo Del Megalodón! ¡La Ballena Más Peligrosa De La Historia De La Tierra!

Tendemos a subestimar la diversidad de la fauna actual del planeta Tierra.
Muchas personas siguen creyendo que los seres vivos más grandes que han existido en nuestro mundo fueron los dinosaurios.
Y en parte, esa idea tiene algo de cierto.
Se considera que el mayor animal terrestre que ha pisado la Tierra fue un gigantesco dinosaurio herbívoro de la familia de los diplodócidos, conocido como Amphicoelias, cuya longitud habría oscilado entre los 30 y los 60 metros, y cuyo peso se estima entre 80 y 120 toneladas.
En cambio, los dinosaurios carnívoros eran considerablemente más pequeños.
Incluso el mayor de ellos, el Spinosaurus, apenas alcanzaba los 15 metros de largo y un peso de unos 9 toneladas.
Y hasta hace no mucho tiempo, el mayor depredador carnívoro que se creía que había existido en la historia de la Tierra era el megalodón, un tiburón de la época del Mioceno.
Este coloso marino podía alcanzar una longitud de hasta 18 metros y tenía dientes de 18 centímetros de largo que sobresalían de su boca.
Habitó los océanos desde el Mioceno hasta el Plioceno, es decir, desde hace 20 millones hasta unos 3,6 millones de años.
Sin embargo, incluso hoy en día existen animales de proporciones asombrosas: algunos son temibles depredadores, otros pacíficos herbívoros, y lo más impactante es que muchos de ellos viven muy cerca de los seres humanos.
A pesar de que la humanidad ha contribuido en gran medida a la extinción de muchas especies gigantes, todavía podemos ver elefantes que caminan por tierra firme con una altura comparable a una casa de dos pisos y un peso que supera las 10 toneladas, o ballenas azules surcando los océanos con una longitud de hasta 33 metros y un peso que supera las impresionantes 170 toneladas.
El megalodón fue, sin duda, un depredador increíblemente peligroso, que reinó como el soberano absoluto de casi todos los mares del planeta durante la época en que habitó la Tierra.
No existía criatura capaz de igualarlo en fuerza ni en ferocidad.
O al menos, eso es lo que se pensaba... hasta hace relativamente poco.

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