El desafío urgente del peronismo en Mendoza

Volvemos con más de Ida y Vuelta. Hoy estamos hablando de un tema profundo para Mendoza y para el peronismo: este funcionamiento estructural que no todos aprueban, estos acuerdos de estructuras que buscan garantizar triunfos departamentales, aunque no haya pasado lo mismo a nivel provincial.

Como esta es una elección de estructura, seguimos el hilo que es lo que más nos cuesta a los argentinos en política y tratamos de no perderlo. Los intendentes Matías Stevanato, Flor Destéfanis, Ubieta y Emir Félix sostienen que, con sus estructuras, pueden asegurar el triunfo en los departamentos. Para ellos, La Cámpora o eso que se nombra como “kirchnerismo” no suma. Muchas veces, ese kirchnerismo o pseudo-justicialismo ha jugado en contra de sostenerse en el poder, y los intendentes lo saben.

El problema es cómo evitar estas prácticas dentro del peronismo amplio, porque nos estamos reduciendo al justicialismo puro, dejando fuera a toda una parte que no se siente representada ni por estructuras ni por La Cámpora. Y ahí aparece esta idea de “están jugando a perder”. No: los intendentes no juegan a perder. Pueden perder, sí, pero no es su intención. Cornejo estuvo a punto de perder y, para salvarse, ¿qué hizo? Se apoyó en una supraestructura con el gobierno nacional, La Libertad Avanza. Eso le garantizó continuidad.

Volviendo al plenario: por 50 votos contra 22, ganó la estructura más ortodoxa del PJ. Se decidió que, para elegir concejales en los departamentos desdoblados, lo hará una mesa de ocho personas que definirá qué listas son “convenientes”.

Quedan dos departamentos más:
Rivadavia, donde Mansur trabaja en soledad. Su hijo tiene vínculos con Libres del Sur, que podría haber tenido mejor desempeño provincial si hubiera sostenido esa línea. Lo que no valoro es sentarse con quienes te perjudican creyendo que vas a construir algo bueno.
Luján, gobernado por el PRO. Alasino formó parte de la Unión Mendocina y fue mano derecha de Marchi. Esa lógica no acompaña a Provincias Unidas. Aparentemente, habría una alianza con Cornejo y libertarios, pero no está cerrada.

Otro punto llamativo: la presentación de Frentes de Alianza debía hacerse a fin de año… el 24 de diciembre. Ningún dirigente quería ir ese día. Nuestros dirigentes, entre otras cosas, tienen flojera. Podían festejar el 23 o el 25, pero el 24 podrían haber presentado los papeles. La presentación de listas vence a fin de año, y aunque los salvaron de eso, tampoco hay mucho entusiasmo: el 3 de enero deben presentar las listas.

Después preguntan si podrían pedir prórroga. No: los tiempos no alcanzan. Hay que empezar la campaña.

Y sí, falta mucho para 2027, pero también falta poco. ¿Existe alguna posibilidad de que se estén elaborando propuestas concretas para gobernar? Los dirigentes dicen que sí, que se reúnen con equipos técnicos. Pero en los hechos no se ve: no hubo un contrapresupuesto, no hubo una propuesta alternativa para la minería, no hay un plan público que entusiasme. Y la gente necesita eso para llegar con esperanza al 2027.

En abril de 2027 ya estarían presentándose listas. Cuando volvamos de las vacaciones de 2026 vamos a estar a un año de eso. Es poco tiempo para armar un proyecto. Como maestras cuando hacemos el plan anual, en marzo evaluamos lo del año anterior, en abril medimos conocimientos previos, en mayo arrancamos el programa… y así. Un proyecto político es igual.

Hoy, el justicialismo se reunió en San Rafael, pero el peronismo se enteró por los diarios. Y así es muy difícil pensar que haya un proyecto que enamore, que dé esperanza, que dé alegría.

Del otro lado, el gobierno actual propone sacrificio, dolor, generaciones enteras sufriendo “para que quizás en 50 años seamos potencia”. Eso no es una propuesta de felicidad. El justicialismo tiene la obligación de ofrecer lo contrario: felicidad del pueblo. Y no lo está haciendo. Ni siquiera estamos acompañando al pueblo de Mendoza en su rechazo a la minería sin licencia social.

Antes de dar felicidad, hay que dar certidumbre. Sin propuestas, sin horizonte, lo único que queda es incertidumbre. Y con incertidumbre, ¿qué vota la gente? Todas las fuerzas políticas fueron a elecciones sin propuestas claras. Los libertarios, al menos, dicen qué quieren hacer. Los demás no.

La certeza trae esperanza. Hoy no se ve. Si la están construyendo, lo hacen como Carmelitas descalzas en un convento de clausura.

Nos vamos a un corte. Ya volvemos con más Ida y Vuelta.

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