Lo que MÉXICO PERDIÓ en los AÑOS 70 y NUNCA REGRESÓ

Lo que México perdió en los años 70 y nunca regresó.
La década de los setenta fue un parteaguas en la historia reciente del país. Este video recorre lo que México perdió en los años 70 y nunca regresó: costumbres, lugares, productos, programas y estilos de vida que marcaron a toda una generación y que hoy solo viven en la memoria. Para muchos, estos son los recuerdos de México en los años 70 que más duelen, porque nos hablan de un México más pequeño, más cercano y más humano, muy distinto al ritmo acelerado de la actualidad.

En aquel entonces, la Ciudad de México todavía conservaba un aire reconocible. El Zócalo se llenaba de autos clásicos, voceadores y tranvías en sus últimas rutas, mientras los camiones “ballena” se volvían parte inseparable del paisaje urbano. Pasear por el Centro permitía ver de cerca ese México de los años 70 que ya no existe: anuncios espectaculares de marcas desaparecidas, tiendas que hoy solo recordamos por su nombre y un tránsito menos caótico, donde aún se podía caminar con calma y reconocer los edificios de siempre.

Muy cerca, el Museo Nacional de Antropología, todavía relativamente nuevo, representaba el orgullo de un país moderno que no quería olvidar sus raíces. Las visitas escolares, los dioramas y las grandes salas llenas de piezas prehispánicas son parte de la nostalgia de los años 70 en México: miles de niños conocieron ahí, por primera vez, la grandeza de las culturas antiguas. En paralelo, el Palacio de los Deportes y la Feria del Hogar mostraban otro rostro del país, el de un México que se enamoraba del consumo moderno, de los muebles nuevos, de los electrodomésticos y de los juguetes que se descubrían caminando en familia entre stands y promociones.

Las tiendas de autoservicio como Comercial Mexicana, Gigante o Aurrerá cambiaron para siempre la forma de hacer las compras. Aquellas bolsas de papel con el logotipo de la tienda, los pasillos amplios, las ofertas de fin de semana y la emoción de “ir al súper” forman parte de esas cosas que desaparecieron en México y que muchos extrañan. Lo mismo ocurrió con ciertos cines de gran sala, como el Mariscala, donde ir a ver una película del Santo o un estreno internacional era todo un acontecimiento familiar.

En el terreno del entretenimiento, programas como El Chavo del Ocho comenzaron su camino en esos años, mientras el boxeo mexicano vivía una época dorada con figuras como Rubén “Púas” Olivares y Miguel Canto. La televisión, la música, los festivales como Avándaro, las campañas publicitarias de Cerveza Corona centradas en los paisajes nacionales, las galletas en latas metálicas que luego se convertían en cajas de recuerdos… cada uno de estos elementos construye una lista íntima de lo que México perdió en los años 70 y nunca regresó.

Este recorrido no solo habla de objetos o edificios, sino de una forma de vivir: de familias reunidas frente al televisor, de viajes en Metro recién inaugurado, de camiones “ballena” atiborrados, de centros nocturnos llenos de música disco y de un país que se modernizaba sin saber cuánto iba a cambiar.

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