La racionalidad del cuerpo humano. José Ángel Lombo. Universidad de Navarra

Seminario del Grupo Ciencia, Razón y Fe.
José Ángel Lombo. Pamplona, 19 de enero de 2016.

José Ángel Lombo, es profesor de Ética en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz y ha desarrollado su investigación y docencia, sobre todo, en el ámbito de la Antropología y en la filosofía de Santo Tomás de Aquino.

Seminario:
La racionalidad del cuerpo humano

Resumen:
En la Ética a Nicómaco, Aristóteles observa que, junto a la racionalidad, en el ser humano está también presente lo irracional. Ambas dimensiones no están separadas, sino en continuidad en la unidad de la sustancia, de manera que el elemento irracional participa de la racionalidad. Esta participación es jerárquica, en cuanto algunas facultades son más próximas a la razón y, por tanto, “obedecen políticamente” a ésta en la orientación del obrar humano a su propio fin. Para el Estagirita, esta participación se da principalmente en la dimensión desiderativa, mientras que Tomás de Aquino señala además —de manera derivada— una participación racional en la sensibilidad interna.
Ambos autores parecen excluir esta participación en las potencias vegetativas, al menos en el plano moral. Sin embargo, ambos sostienen que la forma sustancial es única en cada sujeto y, en consecuencia, que el alma racional es el principio primero de la estructura y del dinamismo de todo el viviente. Siguiendo estas indicaciones, sostenemos que la participación en la racionalidad se da en toda la sustancia humana, esto es, en la totalidad de su biología, incluido el propio cuerpo, las potencias vegetativas y todos los sentidos.
Estas dimensiones son jerárquicamente inferiores y no obedecen propiamente a la razón; pero están, sin embargo, dispuestas a su actividad, de manera que pueden llamarse de algún modo "racionales". El objeto de nuestra investigación es describir, por tanto, la disposición de la biología humana a la racionalidad.
Dividiremos nuestra exposición en tres partes.
Nuestro punto de partida es mostrar las implicaciones de la unicidad de la forma sustancial racional para la comprensión de la unidad de la sustancia humana. De aquí se sigue, a nuestro entender, una peculiar visión del “cuerpo viviente”, que comporta algunas revisiones respecto a varias posiciones históricas, sobre todo de signo dualista. Esta parte servirá de marco teórico al resto de la exposición.
En segundo lugar, describiremos la organización del cuerpo humano como disposición a la actividad humana en su conjunto. Señalaremos algunos rasgos biológicos que manifiestan de manera particularmente evidente esa disposición.
Finalmente, expondremos cómo la unidad sustancial se despliega en el tiempo de una manera armónica, y así veremos que el crecimiento del ser humano es, en buena medida, un desarrollo conjunto biológico y psicológico a la vez. Esto se pondrá de manifiesto especialmente en la maduración de los órganos de los sentidos.