Fulgor en la cochambre. Saxos
Автор: Fernando Palacios Jorge
Загружено: 2025-09-25
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Performance de Fernando Palacios
Interpretada por Plásticos Palacios (clarinetes de tubería)
I Encuentro Internacional de Arte Radiofónico. Ciudades invisibles
Festival de Otoño de Madrid
Estreno en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Octubre de 1992
Grabado en el estudio Música 1 de RNE
Coproducción CDMC-RNE Radio 2 (Clásica)
#ferdipalas #fotoferdi #fulgorenlacochambre
NOTAS AL PROGRAMA
Tengo la impresión de que la gran cantidad de porquería sonora que campa por sus respetos en nuestras ciudades no va a dejar paso, por ahora, a un más saludable equilibrio acústico. No nos engañemos, esto no tiene ninguna pinta de cambiar: las motos de escape libre seguirán rompiendo tímpanos a diestro y siniestro ante la impasibilidad de gran parte de la población
-incluidos sus dirigentes—; los bares continuarán siendo salas de conciertos de programación fija a cargo de cafetería, vajilla, coro de gritos y molinillo de café solista. Los discopubs proseguirán en su línea habitual de adormecer los oídos de sus clientes, con el beneplácito de los mismos, a base de un buen desfile de watios a los que llaman «alta fidelidad». El menú que a diario se ofrece a nuestros desprotegidos oídos se mantendrá imperturbable: tráfico, vecindario, electrodomésticos, y un sinfín de aparatos, nos mostrarán por los siglos de los siglos su «arco ins» de inmundicia sonora. Y esto, no cabe duda, tiene sus consecuencias.
La sordera física y estética producida por este estado de cosas conduce a un callejón sin salida que muchos buscan y otros sufren: el aletargamiento auditivo.
Por su parte, el arte va reflejando y refractando esta situación con singular claridad. La electroacústica —y, no hay que olvidarlo, también la música instrumental— dispone de almacenes y basureros de sonidos de desecho que el compositor puede utilizar a su antojo. Pero, ante todo, un material sonoro se reivindica como prioritario: el silencio. Nunca jamás se había hablado tanto del silencio como en estos tiempos, y, seguramente, nunca se había escuchado con mayor recogimiento y placer. Es una realidad: interesa más el silencio que el sonido; Satie, Weber, Cage y Schaffer han sido los últimos profetas... todo se cumple tal cual ellos nos dijeron. Pronto, los discos de ambientes sonoros idílicos y de cantos de pájaros exóticos, serán «superventas», reemplazando a las grabaciones habituales. Es un retomo y una necesidad, y de ella tendremos -tenemos— que aprender a entrever, a entreoír. El sonido se ve, el ojo escucha. Para algunos artistas plásticos el mármol y el óleo han pasado a ser materiales de menor interés que la basura o el amasijo. Los hay que ya no se nutren de las pulcras tiendas de materiales artísticos... un buen contenedor callejero ofrece mayores posibilidades. «Reprocesar o morir» es la ley que nosotros mismos hemos promulgado.
Caro nos ofrece formas originales partiendo de balcones oxidados, el sol de atardecer saca destellos inusitados de las paredes construidas con excrementos de vaca de las casas de Jaisalmer, en algún lugar vi o escuché, no sé una magnífica escultura realizada con electrodomésticos abandonados.
Necesidad y voluntad estética se entremezclan con escalofriantes resultados en el reprocesamiento del desecho. “Fulgor en la cochambre” participa del mismo principio, es fruto de las mismas necesidades. ¿No es cierto que andamos a la búsqueda de brillantes que, entre la suciedad marrón de alrededor, nos deslumbren con sus chispas de ingenio? Yo, por mi parte, husmeo sin cesar en su búsqueda. Algunos de los que he encontrado escudriñando en el desperdicio, articulan esta obra que, lógicamente, está dedicada a los exploradores de basuras y a los vagabundos de pasos subterráneos.
Nadie como ellos sabe vivir con tanta intensidad el feliz momento en que, como por arte de magia, aparece entre los restos el resplandor de un tesoro. Venecia brilla sobre el lodo de su laguna.
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