1er Repique de tambores de San Juan en Curiepe
Автор: J. A. GÓMEZ GIMÉNEZ
Загружено: 2022-06-02
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La fiesta de San Juan de Curiepe es una celebración afro descendiente que se realiza en el pueblo de Curiepe, en el Estado Miranda en Venezuela. En esta se rinde veneración a la imagen de San Juan Bautista, con una serie de rituales de música y danza que se realizan desde la medianoche del 23 hasta la tarde del 25 de junio de cada año.
San Juan es una de las festividades que reúne más devotos a lo largo y ancho del país, siendo la manifestación de Curiepe una de las más conocidas en la nación.
La fiesta de San Juan de Curiepe tiene sus orígenes en la Venezuela colonial, época en la que a los negros africanos esclavizados en este poblado se les otorgaban libres los días del 23 al 25 de junio para celebrar la recolección de las cosechas y el día de San Juan.
Pobladores de Curiepe cuentan que la devoción a San Juan Bautista proviene de la imposición que la Iglesia católica hiciera de esta imagen en la cultura afro, que realmente festejaba la de Juan Congo, un príncipe africano a quien continuaron rindiendo culto en esta localidad.
En Curiepe se ha ido rescatando la celebración del Congo, siendo este hoy día patrimonio cultural del Estado Miranda.
El día 23 a las doce del mediodía, el repicar de las campanas de la iglesia, el estallido de los cohetes y el toque del tambor mina que se instala en la Plaza Bolívar del pueblo, anuncian el inicio de la celebración de San Juan. Con el altar preparado en la Casa de la Cultura, en horas de la tarde sacan a San Juan de su casa sobre las andas, y en compañía de todo el pueblo es trasladado es este lugar en donde se celebrará la Nochebuena y por ende, su velorio.
Desde la llegada de San Juan a su altar cientos de curieperos se van acercando progresivamente a la imagen a ofrecerles sus oraciones, agradecerle sus dones y entregarle sus ofrendas. Desde hace pocos años se ha vuelto tradición ofrecerle a San Juan una o varias tortas para su cumpleaños como parte del pago de promesas.
Estas deben ser mordidas sin ser picadas, a las 12 de la noche, luego que el pueblo en pleno se reúna frente al altar a cantarle cumpleaños al santo al ritmo del Culo é' Puya.
El 24 de junio en horas de la mañana, San Juan es devuelto a su casa (de la familia encargada por generaciones de cuidarlo) para ser cambiado de ropa y prepararlo tanto a él como a sus andas para la misa que se celebrará a las doce del mediodía en su nombre.
Mientras el santo es preparado, durante la mañana los curieperos se bañan en el río del pueblo para purificarse y recibir las bendiciones de San Juan, bajo la creencia que ese día las aguas están benditas.
A las doce del mediodía los curieperos en la iglesia, o en sus alrededores, escuchan la misa en honor a San Juan, que se distingue de cualquier otra por poseer un coro de voces negras que entonan cantos eclesiásticos al ritmo del culo é puya, el quitiplás, el malembe y otros ritmos afros tocados durante la ceremonia.
Al abandonar la iglesia, San Juan es trasladado hasta la casa de la familia Alvarado, en manos de quienes está la organización de su velada desde hace más de 30 años. Esta familia recibe en su casa tanto al santo como a todos los curieperos, a quienes atienden con comidas, bebidas y presentes gratuitos durante todo el día del 24 como parte de un pago de promesa que alguna vez le hicieran al santo.
Esa misma noche, San Juan es llevado nuevamente a la Casa de la Cultura del pueblo, donde continúan sonando los cueros del culo é puya, mientras que en la plaza central se concentran los curieperos que continúan bajo el ritmo del mina y el curbata.
«Donde está el santo, está el culo é puya» dicen los curieperos, pues la baterías de tambores y la danza que se hace a partir de su ritmo son parte de la ofrenda al santo, que lo estarán acompañando a lo largo de toda la celebración.
La tarde del 25 la algarabía y el fervor inundan las calles de Curiepe, cuando el pueblo en pleno se reúne en una procesión al ritmo de los cueros, que pasea al santo por las principales calles del lugar. El momento cumbre del recorrido surge en el encuentro entre las imágenes de San Juan Bautista y San Juan Congo, que recuerda los orígenes de la manifestación.
Durante el recorrido los pobladores demuestran la algarabía de la festividad con el consumo de bebidas alcohólicas, lanzando caramelos y otros dulces como proyectiles e incluso deteniéndose en las esquinas para bailar más libremente al santo.
La procesión culmina en una concentración popular frente a la iglesia del pueblo. En esta se realiza el encierro de San Juan, en donde se «guarda» al santo representándose de esta manera el fin de la celebración. El Encierro de San Juan es realmente un acto simbólico, pues una vez adentrado en la iglesia, el Bautista es sacado de la misma por una de las puertas traseras y es llevado a escondidas nuevamente hasta su casa.
Les invito a conocer esta muestra de la cultura popular ancestral de Venezuela.
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