Me enamoré de un chico malo, el peor error

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Hola, soy Rayen. Fui criada por un padre soltero y, aunque era un importante hombre de negocios, lloraba cada vez que tenía que gastar un centavo. Pero yo no era como él- era súper generosa con mis cosas y eso lo irritaba.

Una vez, cuando tenía diez años, cocinamos una bandeja de cupcakes con algo de harina que nos había sobrado.

Rayen, no lleves el paquete completo de cupcakes afuera, todos los chicos del vecindario se los comerán.

Pero me encanta compartir, papá.

Está bien, entonces ese será el último pastel que vas a hornear este año.

La gente que me rodeaba decía que mi corazón era igual al de mi mamá. Ella nos dejó cuando yo tenía dos años por cómo era papá.

Pero no la extrañaba mucho porque en la escuela muchos chicos me admiraban y tenía a Juan, mi mejor amigo.

Él era un gran genio de la ciencia y hasta sabía cómo hacer remedios curativos.

Un día, en el laboratorio de la escuela, cometí un tonto error que casi me cuesta las manos.

¡Ay! ¡¡Auch!!

En cuestión de segundos, Juan mezcló unas cosas ¡que curaron mis manos al instante!

¡Vaya! Bien hecho, Juan, ¡gracias!

Sólo practico para el futuro, cuando me convierta en doctor. Después iré siempre a tu casa para comer esas deliciosas galletitas horneadas.

¡Jajaja! Goloso sinvergüenza.

Sólo con la comida que preparas tú.

Juan era totalmente tierno y yo creía que lo conocía al dedillo, pero pronto comenzó a comportarse muy extraño.

Una tarde, estaba celebrando su cumpleaños número 17 cuando llegué con un pastel que preparé especialmente para él,

¡Hola Rayen! ¡Por aquí!

Pero antes de que pudiera llegar adonde estaba, ¡me tropecé y me caí a la piscina!

¡¡¡Ayuda!!! ¡No sé nadar!

Luché en el agua por unos minutos hasta que escuché que alguien se zambullía para ayudarme. Antes de poder procesar nada más, ¡estaba recibiendo respiración boca a boca! Abrí mis ojos y vi la cara de un ángel.

¿Estás bien?

Antes de poder responderle, apareció Juan y apartó al tipo.

¿Estás bien?

Sí, yo...

Mis ojos se desplazaron hacia el chico que me había salvado, quien me sonrió ¡y me hizo olvidar lo que estaba por decir!