Los Templarios protegen las montañas! Luz Saint Saveur

Los templarios protegen los pasos del pirineo frances! No lejos del mítico Col du Tourmalet, la pesadilla de los ciclistas del Tour de Francia, acurrucada entre elevadas cumbres del Pirineo, entre Lourdes, Bagneres-de-Bigorre y Gavarnie, se encuentra Luz-Saint-Saveur, comuna francesa en el departamento de Hautes-Pyrénées, de 1070 habitantes, y a 711 metros de altitud. Hasta el año 1962, esta población era conocida simplemente como Luz.El Meridiano de Greenwich atraviesa esta comuna, regada por el río Yse, que, por cierto, desde siempre ha ocasionado graves y constantes inundaciones por sus crecidas, hasta que se construyeron diques de contención en el siglo XX. También los temblores de tierra han amenazado a menudo esta comuna en tiempos pasados, siendo el más reciente el ocurrido el 17 de noviembre de 2006, con una magnitud de 4,9 en la escala de Richter, que afortunadamente no causó daños importantes, pero sí algunas modificaciones en la fisonomía de las montañas.La iglesia parroquial, rodeada por el sólido recinto amurallado es, sin duda, el conjunto monumental más emblemático de Luz-Saint-Saveur.Se trata de una fortaleza, en donde, en caso de peligro y asedio, se encerraban todos los habitantes de la comuna. Dentro de este recinto se halla la iglesia románica, dedicada a san Juan Bautista –principal referente en el altar del Temple-, que, como el resto del conjunto fuerte, en piedra de pizarra, es obra de templarios.El edificio, encuadrado dentro de gruesas murallas almenadas, pasillo de ronda y dos torres, impresiona, además, por su proximidad con el resto de la población. Este castillo urbano posee planta poligonal, coronado de almenas y matacanes, y se encuentra muy bien conservado.Luz fue, en los siglos medievales, una influyente encomienda templaria de alta montaña, equidistante entre Montsaunès y Aquitania, en donde, además de elaborar y proveer de alimentos a los habitantes de toda la comuna, sirvió para proteger los estrechos pasos a través de los Pirineos, entre Occitania y Aragón, de forma especial a los colectivos cátaros que, en maltrechas condiciones, huyendo de las llamas de las hogueras de la cruzada albigense, primero, y de los esbirros del Santo Oficio, después, llegaban a esta villa buscando refugio.Un foso, hoy cegado, rodeaba el perímetro exterior de todo el recinto, con un puente levadizo para cruzarlo. Resulta de gran interés la portada de entrada a la iglesia, con un magnífico tímpano que tiene en su centro un Pantocrátor dentro de una almendra y los modillones esculpidos con los símbolos de los cuatro evangelistas. A pocos metros y también dentro del recinto amurallado, se levantó más tarde una humilde capilla, dedicada a Notre-Dame-de-la-Pitié (la Virgen de la Piedad), en cuyo altar se rezó al Altísimo en agradecimiento por el fin de la epidemia de peste que asoló el lugar a mediados del siglo XVII. Merece un especial interés el museo de arte religioso que se expone dentro de esta capilla.