Reconexión y crisis civilizatoria Iván González

Reconexión y crisis civilizatoria
Serie Con-versaciones, Imagen y Palabra
Entrevista con Iván González
Producción 2017
Edición 2020
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No solo vivimos en una época de enormes daños a la Vida, sino que en la palma de nuestra mano tenemos acceso a lo que sucede en todas las esquinas del planeta. Es tan tremendo de contemplar, tan doloroso de sentir, tan complicado de entender y tan abrumador mantenerse presente, que es comprensible que nuestro sistema quiera protegerse, que entremos en negación, evasión y busquemos distraernos. Si se siente como que es demasiado es porque es demasiado.

Todxs necesitamos momentos de distracción, de concentrarnos en la belleza, de sentirnos seguros. Sin embargo, un exceso de eso conduce a vivir en la negación, y con ello perdemos algo muy sagrado: nuestra conexión con la Tierra.

Si nuestra Madre está sufriendo, ¿queremos desconectarnos de ella para no sufrir o queremos estar ahí con ella al menos acompañándole en su dolor?

Muchas personas se han desconectado demasiado de sentir que eso está mal.

Vivir en negación nos desconecta de nosotros mismos. Nos enseñan a pensar que los humanos estamos "en la cúspide de la cadena alimenticia" interpretándolo como que somos "los depredadores de depredadores", "la especie dominante", cuando en realidad nuestra vida depende de que todo el ecosistema esté sano, de que todos los seres cumplan su rol en la Red de interdependencias que es la Vida.

Evolutivamente nuestra vida depende de que nos importe el bienestar de los ecosistemas y que esas emociones nos conduzcan a actuar de manera que procuremos ese bienestar. Desconectarnos de las emociones difíciles que nos genera contemplar el estado del mundo nos desconecta de nuestro corazón que siente, nos desconecta de nuestro llamado a la acción amorosa en este mundo, de nuestro rol más positivo en este mundo, de encontrar un sentido profundo a nuestra acción orientado a cuidar algo mucho más grande e importante que nuestro yo individual, y nos desconecta de las otras personas que están haciendo equipo en este "activismo sagrado".

estamos abrumados, sintiéndonos rebasados por muchas cosas que cargamos. Y encima hay que procesar el dolor del mundo.Ñ. Hay que ser testigos amorosos no sólo del dolor en el mundo sino también de nuestro propio dolor en el mundo. Hay que observarnos con compasión y abrazarnos también en los momentos de evasión, en los momentos en que sentimos que no podemos con todo. Pero habrá momentos en que sentimos que sí tenemos energía que donar a esto, algo de tiempo para dedicar, momentos en que nuestro corazón nos llama a ver y sentir.

Es necesario confiar en nuestras emociones. Nos han enseñado a desconfiar de ellas, especialmente de las mal llamadas "emociones negativas". Pero las emociones son la brújula que nos orienta en la vida (qué se siente bien y qué se siente mal) y son la fuente de nuestra motivación a actuar.

Es importante no bloquearlas, y permitir que las emociones fluyan en nosotrxs hacia alguna acción. Que no se queden solo en contemplación. Si nos sentamos suficiente tiempo, prestando atención para recibir su mensaje, una emoción suele conducir hacia algún tipo de acción.

No se trata de ponernos además la carga de que es necesario ser activistas tiempo completo. Pueden ser acciones muy pequeñas, incluso simbólicas, cuando nuestro corazón nos llama y sentimos que tenemos la claridad y la energía para hacerlo. Pequeñas o grandes cosas, hechas con intención y con consciencia, en donde canalicemos la energía de la emoción para que fluya y no se quede estancada.

Para la acción es estratégico concentrarnos en una pequeña parte de todo lo que está mal en el mundo. Nuestro corazón naturalmente nos llamará hacia alguna parte para la cuál somos especialmente sensibles. O algo en donde sentimos que tenemos mejores herramientas para incidir. Para incidir en el mundo es importante encontrar eso que nos llama en el mundo, ir obteniendo herramientas poco a poco (concentrarse en cierto aspecto), y encontrar con quiénes hacer equipo.

Es importante no quedarnos solos. Buscar conectar con personas que sienten algo parecido a lo que sentimos y hablar, compartir momentos de acción, vivimos un gran aislamiento y una gran desconexión unxs de otrxs, y eso es causa de sufrimiento adicional. Conectar en el sentimiento y conectar en la acción es un camino hacia reconstruir los vínculos que sostienen la Vida y un camino en el que sentiremos y compartiremos algunas de las cosas más hermosas de lo que puede significar ser humano.

En este camino es importante poder descansar, el autocuidado. Es importante escuchar a nuestro cuerpo. Volcarnos demasiado al servicio trae problemas y es insostenible. Encontrar ese balance es difícil. Si estamos demasiado orientados al servicio y no nos permitimos cuidarnos, y hay que indagar las razones de esto.

En este camino, es posible agradecer estar vivo para vivir esto.

(son palabras de Iván, el mensaje que maneja)