AYAMONTE - HUELVA
Автор: José Antonio Portero
Загружено: 2017-03-22
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En fechas recientes estuvimos grabando, ya publicado, dos preciosas localidades, Sanlúcar de Guadiana y Alcoutim, ambas abrazadas por el río Guadiana.
Si descendemos dicho río buscando su desembocadura, llegamos a adentrarnos en el término municipal de Ayamonte, extendido de forma alargada y caprichosa. Conforme viajamos de norte a sur por dicho término vamos apreciando distintas unidades geomorfológicas y paisajísticas. De la topografía accidentada de colinas, con suelos poco evolucionados, pobres de nutrientes y paisaje forestal, pasamos a una estrecha franja de campiña, formada por margas, arenas gravas y calizas, hasta llegar al litoral y las marismas cuaternarias, con una intensa dinámica litoral. Y desembocamos en un paisaje marismeño de extraordinaria belleza medioambiental en los márgenes del río. Se trata de unas marismas, denominadas “zaperas”, que forman caños naturales que recorren y serpentean la ciudad de Ayamonte, formando una densa trama.
Antes de alcanzar la desembocadura, a unos dos kilómetros al norte de la localidad, los 500 metros de anchura del río son salvados por un impresionante puente de suspensión. Fue en septiembre de 1991 cuando se inauguró, siendo bautizado con el nombre de Puente Internacional del Guadiana, que une las localidades de Castro Marim (Portugal) y Ayamonte (España), con lo que el tráfico hispano-portugués alcanza un importante aumento.
Aunque existen varias versiones sobre la antigüedad y etimología del nombre de Ayamonte, lo más aceptado es que dicho nombre puede derivarse del término Aya, vocablo ibérico, y de Mons, de origen romano, que para ambos casos significa monte, sitio elevado o colina.
Existen indicios de asentamientos fenicios y griegos, pero los principales testimonios estudiados proceden de la ocupación romana. Ptolomeo y Plinio atestiguan la existencia de un poblamiento de esta época, conocido como Ostium Fluminis Anae, que significa “las bocas del Guadiana”. Vestigios romanos encontramos en Isla Canela (mausoleo asociado a un poblado dedicado a la industria conservera y de salazones) y el antiguo castillo, sobre cuyos cimientos se construyó posteriormente una fortaleza árabe. En los años sesenta (siglo XX) sus ruinas fueron demolidas y en su mismo lugar se construyó el actual Parador Turístico. Con ello se perdió el más importante y antiguo patrimonio histórico-artístico de Ayamonte.
A lo largo de los siglos se convierte Ayamonte en el núcleo principal de toda la comarca. Prueba de su importancia es que goza del título de ciudad, nada menos que desde el año 1665, por privilegio del rey Felipe IV.
Su emplazamiento, el principal poblamiento de estos parajes se asienta en una colina elevada con excelente visión de la orilla portuguesa. Conforma este antiguo asentamiento el actual barrio de “La Villa”, núcleo originario de Ayamonte, barrio pintoresco con calles muy empinadas y tortuosas, casas bajas de fachadas achaparradas y pintadas con cal. Comienza en lo más alto de la ciudad y cae ladera abajo hacia el río. En este barrio destacan sus tres iglesias, El Salvador, San Francisco y San Sebastián; el Castillo y la Capilla del Socorro.
Poco a poco comienza a ocuparse los terrenos bajos de la ciudad, sobre los que girará la vida económica de la localidad: “La Ribera”. Zona baja y llana, se observa una mezcla de casas blancas y calles tortuosas con casonas, calles anchas y atractivas plazas de mosaico, reminiscencia de la vecina Portugal. El barrio vive pegado al río y es el centro comercial y de ocio de la población, encontrándose en él la mayor variedad y cantidad de comercios y restaurantes. La Casa Grande, Ayuntamiento, plaza de toros, convento de las hermanas de Santa Clara, iglesias de San Antonio, Angustias y Merced son ejemplos del patrimonio que ostenta esta barriada.
Ante la escasez de tierras, mal reparto de la propiedad y calidad de las mismas, los habitantes ayamontinos se volcaron al mar como casi única fuente de riqueza. Así, la pesca se convierte en el sector clave en el desarrollo de Ayamonte. Hubo coyunturas en que la dependencia de este medio natural y económico era prácticamente total. No sólo ocupaba a la mayor parte de la población activa, sino que también en torno a la pesca giraban la pequeña industria de salazones, conservas, astilleros y el consiguiente comercio y transporte de productos frescos y elaborados.
El alejamiento histórico de Ayamonte de la capital onubense y, muy especialmente, el factor fronterizo, posibilitan una honda tradición comercial.
En las imágenes del vuelo se puede apreciar todo lo descrito, añadiendo la belleza de la dársena que alberga el Puerto Deportivo, en el estero de Pinillos, que fue creado en 1996 y que sirve para impulsar nuevos usos en el entorno portuario.
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