I Domingo de Adviento en Estambul | Homilía del Papa León XIV | Viaje Apostólico a Türkiye 2025

Santa Misa del I Domingo de Adviento presidida por Su Santidad el Papa León XIV en la Volkswagen Arena de Estambul, durante el Viaje Apostólico a Türkiye y al Líbano con motivo del 1700 aniversario del Concilio de Nicea (27 noviembre – 2 diciembre 2025).


Esta homilía abre el tiempo de Adviento con un mensaje centrado en la esperanza, la unidad y la paz, pronunciado en una tierra marcada por la historia apostólica de san Andrés, patrono de Constantinopla y figura esencial en la tradición cristiana oriental.

El Papa León XIV invita a contemplar las imágenes del profeta Isaías: el monte de la luz, la llamada a caminar hacia Dios, la belleza de la comunidad que irradia la alegría de la fe, y la visión de un mundo reconciliado donde las armas se transforman en instrumentos de trabajo y de paz.
Con tono pastoral, el Santo Padre exhorta a los fieles a vivir la vigilancia propia del Adviento: cultivar la oración, cuidar los sacramentos, rechazar las obras de las tinieblas y revestirse de la luz de Cristo, como propone san Pablo en la Carta a los Romanos.

Uno de los ejes principales de esta homilía es la reflexión sobre la unidad, símbolo representado en el logotipo del viaje mediante la imagen del puente. En Estambul, ciudad que une Europa y Asia a través de tres grandes viaductos, el Papa propone tres puentes espirituales que la Iglesia está llamada a cuidar y fortalecer:

Unidad dentro de la comunidad católica, donde conviven diversas tradiciones litúrgicas —latina, armenia, caldea y siríaca—, signo vivo de la catolicidad que enriquece y edifica a la Iglesia.

Unidad ecuménica, continuando el camino iniciado por san Juan XXIII y renovando el deseo de Jesús: que todos sean uno.

Unidad con creyentes de otras religiones, promoviendo el encuentro, derribando prejuicios y construyendo relaciones de paz en un mundo donde la fe debe ser fuente de misericordia, no de conflicto.

El Papa subraya que, en un tiempo marcado por tensiones y conflictos, los cristianos están llamados a ser artesanos de paz, hombres y mujeres capaces de tender puentes, buscar la reconciliación y transmitir esperanza a través del testimonio de la vida.

Este mensaje se convierte así en una propuesta espiritual para el Adviento: caminar juntos, mirar hacia el cielo mientras cuidamos la tierra, y preparar el corazón para la venida del Señor. Con la mirada puesta en la Jerusalén celestial, León XIV invita a vivir la fe con responsabilidad, coherencia y apertura, como Iglesia “construida sobre la montaña”, llamada a ser luz para todos los pueblos.


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