SEÑOR DE LAS MISERICORDIAS - NINDIRI 16/03/2018

Señor de las Misericordias, conmemorando el 246 aniversario del grandioso milagro en favor de nuestro pueblo Nindirí...

Breve Reseña Histórica de la conmemoración de Nuestro Señor de las Misericordias:

El martes 16 de marzo de 1772, Nindirí y Masaya fueron amenazadas por la catástrofe más grande de su historia. Ya en la mañana se oyeron unos grandes retumbos y se sintieron unos fuertes temblores, la gente tuvo tanto miedo que se corrió despavorida hacia Granada, ni tiempo les dio de cerrar con llaves sus casas.

El Gobernador de Granada tuvo que mandar a cerrarlas. Para las 11:00am ya se veían salir llamas del volcán; después de una gran explosión la ladera norte se agrietó y por allí empezó a manar un rio de lava ardiente hacia el valle.

A las tres de la tarde las cenizas y el humo oscurecieron la luz era de día pero se miraba tan negro como la noche. La gente pensó que era el fin del mundo los que no se corrieron para Granada estaban aterrorizados sin saber que hacer. Creían que Dios les mandaba un castigo por sus pecados.

Así pues, los de Masaya sacaron a la Virgen de la Asunción y la bajaron rezando hasta el borde la laguna. El agua hervía por el gran calor, todos los lagartos que vivían allí murieron cocidos; la tradición cuenta que cuando la imagen llegó al borde del agua, el viento cambió y la corriente de fuego se desvió hacia el norte.

En Nindirí, los que no se habían corrido lloraban atemorizados, acudieron a la capilla del Calvario, el Patrono de Nindirí era el Señor de Veracruz pero parece que el pueblo en su desesperación tomó el primer Crucifijo que encontró y fue el Señor de las Misericordias, mejor conocido como Nuestro Señor de los Milagros.

Lo sacaron por las calles en procesión, la gente suplicaba el Señor: ¡Señor tu Misericordia es infinita!, ¡Señor Ampáranos! ¡Señor Perdona Nuestros pecados! ¡Que tu furia no destruya a nuestros hijos! ¡Que tu ira no destruya nuestras casas y nuestras siembras! Detrás del Crucificado que llevaban en andas cuatro hombres, la procesión de penitentes caminaba de rodillas por las calles y se iban latigando con chilillos. El miedo, el dolor, el arrepentimiento, estaban en todos los ojos y en todos los corazones.

Los ríos de lava hirviente corrían por toda la llanura, la procesión avanzaba entre gritos de desesperación, cuando llegó al cementerio viejo, se cuenta hasta hoy que al Cristo se le desgajó el brazo derecho y donde fue a caer el clavo que atravesaba la mano de la imagen fue donde la lava detuvo su alcance. También el viento cambió de dirección y la erupción se vino calmando.

Cuando eran las cuatro de la mañana ya se vieron en el cielo los luceros y empezó a amanecer un nuevo día para la vida y para la fe de Nindirí y el Señor de las Misericordias fue llamado popularmente el Señor de los Milagros. Quedando como testigo mudo el paisaje de pura piedra quemada.

Que esta memoria corta del acontecimiento, nos haga valorar mejor nuestra Fe y la forma de darle gracias a Dios, sin defraudar el patrimonio cultural autentico de nuestros antepasados.