Tiempo Profundo

Tiempo Profundo es un encuentro interdisciplinario donde la música, la escultura y los visuales se entrelazan para explorar cómo la materia, el cuerpo y la tecnología dialogan con la memoria geológica de la Tierra. El proyecto parte de una premisa compartida: las piedras contienen ritmos, texturas y silencios que exceden la escala humana; leerlas, tocarlas y amplificarlas es un acto de escucha expandida.
La práctica sonora de Sofía Escamilla, basada en el violonchelo, las técnicas extendidas y el procesamiento digital en vivo, convierte el gesto musical en un terreno donde la improvisación y la música académica se funden. Su aproximación al instrumento desborda lo tradicional para revelar voces internas, vibraciones ocultas y resonancias que dialogan con los materiales.
La investigación escultórica de Ingrid Buendía reflexiona sobre el tiempo como huella. A través del modelado y el desbaste, trata las texturas como entidades vivas que participan en una conversación simbólica con los territorios. En sus manos, la piedra se convierte en un archivo de procesos naturales y fuerzas que se despliegan más allá del presente.
Desde una práctica visual centrada en la lectura de patrones invisibles, ztaa utiliza medios tecnológicos para expandir la percepción y crear atmósferas austeras y monolíticas. Su trabajo combina abstracción, geometrías inestables y una intuición material que da lugar a arquitecturas efímeras de luz, sonido y visuales. En ellas, lo sensorial y lo estructural se entrelazan para revelar dimensiones ocultas en la materia y producir espacios que resuenan más que habitan.
En conjunto, las tres artistas proponen una lectura sensorial de la geología: una investigación sobre cómo los patrones ocultos, las resonancias y las erosiones pueden traducirse en forma, sonido y luz. Tiempo Profundo diluye las fronteras entre disciplinas para crear un ecosistema híbrido donde control y azar coexisten, y donde el proceso mismo —tallar, escuchar, traducir— se vuelve la obra.
El proyecto invita a percibir la temporalidad de la Tierra no como un dato distante, sino como una presencia pulsante que nos atraviesa. Aquí, la piedra no es sólo materia: es partitura, memoria y cuerpo.