Mateo

Nunca ningún maestro enseñó como Jesús. Es que Jesús exponía sus corazones y mostraba la verdadera vida piadosa y no solo la hipocresía barata de los fariseos y escribas de su tiempo. Como dijimos antes, la vida de oración es una de las áreas en donde de forma más clara se expone la hipocresía espiritual. Hemos estado estudiando en las últimas semanas las enseñanzas de Jesús en cuanto a la verdadera vida de oración. Antes de terminar esta sección, el Señor profundizará aún más en un asunto crítico para la vida en su reino.
En los últimos dos versículos en cuanto a la oración, el Señor explicará con más detalles lo que dijo en el versículo 12 (“Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores”). El Señor eligió esta frase para agregar un comentario más al final de su oración modelo. La razón por la que eligió esta línea puede ser porque esta línea marca un asunto de incalculable importancia en su reino: la comunidad de fe debe estar unida. El creyente no tiene opción frente al perdón. El reino de Dios no son solo palabras sino poder. El reino de Dios está marcado por la transformación de los corazones para producir lo que nada en el mundo puede producir. El pueblo de Dios debe evidenciar un amor profundo que demuestre la disposición a perdonar aún en las situaciones más extremas.
Por esto, la disposición de alguien a perdonar o no perdonar, evidenciará la verdadera condición de su corazón y marcará hasta qué punto él está viviendo una vida espiritual sincera o practicando la misma clase de hipocresía que los incrédulos practican.
Como ya dijimos antes, estos pasajes están aquí con dos propósitos: exponer a los hipócritas que aunque aparentan vida espiritual están fuera del reino, y para enseñar a los discípulos verdaderos a huir de la hipocresía para brillar en este mundo la gloria de Dios.