La llegada a la Puerta Negra (y cómo Gollum convenció a Frodo en el libro Las Dos Torres)

Frodo, Sam y Gollum llegan a la Puerta Negra de Mordor. El efecto es devastador en la moral de nuestros héroes: la entrada al País Oscuro es completamente inexpugnable. Los hobbits son insignificantes ante el poder de Sauron.

Gollum sugiere entonces un “tercer camino”: un paso secreto que conoce hacia el oeste, entre las montañas de Mordor. Sméagol es más listo de lo que parece, y tiene una comprensión sorprendentemente precisa de la situación geopolítica de Mordor: movimientos militares, los puntos débiles de la vigilancia y la lógica estratégica del propio Sauron.

Sam desconfía, pero Gollum es astuto y sabe modular su discurso con habilidad: se presenta como una víctima, indefensa y leal, que solo desea ayudar al “buen Amo”.

Pero Frodo no está ciego. Su autoridad y severidad son cada vez mas imponentes, y no le tiembla el pulso a la hora de amenazar fuertemente a Gollum. Frodo reafirma su liderazgo frente a Sam, quien ni siquiera llega a objetar. Tolkien remarca el cambio en Frodo: “había algo en la expresión del rostro y en el tono de la voz de Frodo que él nunca había conocido antes.”

RESUMEN DEL CAPÍTULO 'LA PUERTA NEGRA ESTÁ CERRADA':

Antes del amanecer, Frodo, Sam y Gollum llegaron al borde de Mordor. Frente a ellos se alzaban las montañas que encerraban la Tierra Negra, coronadas por la inexpugnable Puerta Negra, custodiada por orcos y torres enemigas. Frodo reafirmó su propósito de entrar, aunque no conocía otro camino, y rechazó las súplicas de Gollum de no llevar el Anillo a Sauron.

Gollum, temeroso, ofreció una alternativa: un sendero secreto entre las montañas. Sam desconfiaba, pero Frodo decidió escuchar, aunque le advirtió con dureza que, si era traicionado, usaría el Anillo para obligarlo a obedecer.

Gollum habló de un paso estrecho, una escalera y un túnel oscuro. Frodo, sin respuestas de Gandalf ni ayuda de Aragorn, se enfrentó a la soledad de su decisión. Mientras veían ejércitos marchar y jinetes alados surcar el cielo, Sam recitó un poema sobre los olifantes, arrancando una risa a Frodo.

Al final, Frodo aceptó seguir a Gollum por el nuevo camino, adentrándose en la sombra con determinación y silencio.

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