¡Si Dios Te Bendijo, Nada Ni Nadie Puede Detenerlo!

A veces pensamos que nuestra vida depende del salario, de las oportunidades que otros nos dan o de las puertas que nos cierran. Pero la historia de Jacob nos muestra que la bendición no la decide el hombre, la decide Dios. Laban intentó dejarlo sin nada, redujo al mínimo sus posibilidades, hizo que todo pareciera imposible. Sin embargo, cuando la bendición de Dios está sobre alguien, no hay distancia, no hay estrategia humana, no hay cálculo que pueda detener lo que el cielo ya decretó. Jacob no prosperó porque las condiciones fueran favorables, prosperó porque creyó en la palabra que Dios le había dado. Y esa misma verdad es para ti hoy. No importa quién te subestimó, quién te cerró la puerta, quién pensó que te dejó sin opciones. Dios puede multiplicarte en el lugar donde otros quisieron verte limitado. La bendición no depende del sistema, depende de la fe.

Títulos adicionales :
Jacob y la bendición de Dios
Cuando Dios cambia lo imposible
La prosperidad que viene del cielo
Cómo confiar en la promesa cuando todo falla

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