La Historia Completa de la Antigua Roma | Documental a PURO COLOR

La historia de Roma comienza con una leyenda. Según la tradición, fue fundada en el año setecientos cincuenta y tres antes de Cristo por Rómulo y Remo, dos hermanos gemelos amamantados por una loba. Desde ese mito nació una ciudad que pasaría de ser una pequeña aldea a orillas del río Tíber a convertirse en el corazón de uno de los imperios más poderosos que el mundo haya conocido. Su crecimiento fue el resultado de una mezcla única de ambición, organización y espíritu militar.

Durante los primeros siglos, Roma fue una monarquía gobernada por reyes que sentaron las bases de sus instituciones. Sin embargo, tras la expulsión del último monarca etrusco, Tarquinio el Soberbio, en el año quinientos nueve antes de Cristo, se instauró la República. Este nuevo sistema político se basaba en el equilibrio de poderes entre el Senado, los cónsules y las asambleas del pueblo. Fue en este periodo cuando Roma comenzó su expansión por Italia y luego por todo el Mediterráneo, enfrentándose a potencias como Cartago en las célebres Guerras Púnicas.

Las victorias romanas trajeron riqueza, pero también descontento social. La desigualdad entre las clases aumentó, y las ambiciones personales de ciertos líderes empezaron a amenazar la estabilidad de la República. Figuras como Julio César, Pompeyo y Craso formaron el Primer Triunvirato, pero las rivalidades internas llevaron a una serie de guerras civiles. Finalmente, tras la muerte de César, su hijo adoptivo Octavio, conocido como Augusto, se impuso como el primer emperador de Roma, dando inicio al Imperio Romano en el año veintisiete antes de Cristo.

El Imperio Romano representó el apogeo de la civilización antigua. Bajo emperadores como Trajano, Adriano y Marco Aurelio, Roma alcanzó una extensión sin precedentes, desde Britania hasta Egipto y desde Hispania hasta Mesopotamia. Se construyeron carreteras, acueductos, teatros y templos que simbolizaban la grandeza del poder romano. La ley, la arquitectura y la lengua latina dejaron una huella imborrable que aún hoy forma la base de la civilización occidental.

Con el paso del tiempo, sin embargo, el imperio comenzó a fragmentarse. Las invasiones bárbaras, la crisis económica y la división entre el Imperio de Occidente y el de Oriente debilitaron su estructura. En el año cuatrocientos setenta y seis después de Cristo, con la caída de Roma en manos de los hérulos, se considera que terminó el Imperio Romano de Occidente. Pero su legado nunca desapareció: pervive en nuestras leyes, lenguas, instituciones y en la idea misma de civilización. Roma no murió; simplemente se transformó en el mundo que heredamos.