JUECES 3 | Reavivados por su Palabra |

Jueces 3 presenta el ciclo espiritual que marcará esta etapa de la historia de Israel: prueba, caída, clamor y liberación. Dios permite que algunas naciones permanezcan alrededor del pueblo para probar su fidelidad y mantener viva la disciplina espiritual del pacto (Younger 2018, 157). Sin embargo, Israel vuelve a mezclarse con prácticas paganas y se aleja del Señor.

En su misericordia, Dios levanta libertadores: Otoniel, Ehud y Samgar. Cada uno, desde su contexto, encarna la verdad de que Dios puede usar instrumentos diversos—un líder reconocido, un hombre zurdo con una estrategia inesperada, o un campesino con una simple aguijada de bueyes—para rescatar a su pueblo cuando este clama por ayuda (Block 2017, 79; Webb 2020, 64).

El mensaje central es claro: la fidelidad no es un acto aislado sino un estilo de vida que debe cultivarse diariamente. Jueces 3 invita al creyente contemporáneo a reconocer que los “enemigos interiores”—hábitos, olvidos y distracciones espirituales—solo pueden ser vencidos mediante dependencia constante de Dios y obediencia a su Palabra (Wilkinson 2022, 319). El capítulo revela que, aun en la fragilidad humana, Dios sigue obrando como Libertador y Guía.
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