JUAN JOSÉ: el Sandokán de Cádiz que conquisto al Real Madrid

JUAN JOSÉ: el Sandokán de Cádiz que conquisto al Real Madrid
Es imposible hablar de Juan José Jiménez Collar sin mencionar su apariencia inconfundible: la barba espesa, el bigote imponente y la melena que lo hacían parecer más un héroe de novela de aventuras que un lateral derecho. No en vano, recibió el apodo de Sandokán, en alusión al legendario pirata de las novelas de Emilio Salgari, inmortalizado en televisión por Kabir Bedi — un doble casi perfecto de Juan José. Pero detrás de esa imagen icónica, había un futbolista de entrega total, orgulloso de cada gota de sudor derramada en el campo.



Juan José nació en Cádiz, el 29 de julio de 1957, y fue en el fútbol de su tierra natal donde dio sus primeros pasos. En 1976, mientras Sandokán conquistaba la televisión española, el verdadero Sandokán del fútbol destacaba en el filial del Cádiz CF. La temporada siguiente fue cedido al Jerez Industrial, donde ganó experiencia en Tercera División, antes de regresar al primer equipo del Cádiz en 1978, bajo las órdenes del exmadridista Roque Olsen.

Como lateral derecho, se consolidó durante tres temporadas en Segunda División, hasta ayudar al club a lograr el ascenso a la élite del fútbol español en la campaña 1980-81. En la temporada 1981-82 debutó en Primera División, donde fue titular indiscutible, disputando 33 partidos y marcando dos goles importantes, a pesar del descenso del equipo.



El rendimiento individual de Juan José llamó la atención de los grandes clubes. En enero de 1982, tras un partido contra el Atlético en el Manzanares, fue informado de que tanto el Real Madrid como el Barcelona estaban interesados. Sin dudarlo, eligió al club del Santiago Bernabéu.

En abril de 1982 se confirmó el fichaje. Poco después debutaría también con la selección española, con la que disputó cuatro partidos oficiales entre octubre de 1982 y abril de 1983, siendo elogiado por su potencia física y su presencia ofensiva por la banda derecha.



Bajo el mando de Alfredo Di Stéfano, Juan José tuvo una temporada de estreno memorable en 1982-83, con 52 partidos oficiales, siendo el tercer jugador más utilizado del plantel, solo por detrás de Camacho y Metgod. Sin embargo, el Real Madrid perdió todas las finales que disputó esa temporada — Copa del Rey, Supercopa, Copa de la Liga y Recopa de Europa.

Un momento recordado — e injustamente por algunos — ocurrió en la final de la Copa de la Liga ante el Barcelona. Juan José, en un intento desesperado por evitar un gol de Maradona, corrió desde el medio campo, intentó interceptar al argentino y terminó chocando con el poste. “Seguiré viviendo en los vídeos, en los periódicos, en los libros”, dijo años después, defendiendo su entrega y el honor de nunca haber lesionado a un rival.



En la temporada 1983-84, la competencia aumentó con la presencia de Isidoro San José y la llegada definitiva de Chendo al primer equipo. Juan José aún participó en 26 encuentros, pero fue perdiendo protagonismo. En 1984-85, con Amancio Amaro como entrenador, apenas disputó cuatro partidos oficiales.

A pesar de la escasa participación, formó parte del equipo que conquistó la Copa de la UEFA en mayo de 1985, su primer y único título con la camiseta del Real Madrid. “Estaba muy feliz. Fue un triunfo importantísimo para el Real Madrid y para el fútbol español”, declaró a la revista oficial del club.



Al final de esa temporada, Juan José decidió volver a casa. Regresó al Cádiz en 1985 y permaneció allí seis temporadas más, siendo una pieza importante en las campañas de permanencia en Primera División y consolidando aún más su estatus de ídolo local. Se retiró en 1991, a los 34 años, dejando los campos con el reconocimiento de quien siempre jugó con alma y coraje.



Después de colgar las botas, Juan José Jiménez llevó una vida humilde, trabajando en diferentes oficios para ganarse la vida — fue obrero, fontanero, albañil, repartidor e incluso trabajó en una central térmica. Asegura que, como muchos futbolistas de su época, no hizo fortuna con el fútbol. Con el tiempo, los problemas de salud lo obligaron a dejar de trabajar. Hoy está jubilado y disfruta de la vida junto a su familia, especialmente de sus nietos.



Actualmente vive tranquilamente en su ciudad natal, Cádiz, donde sigue acompañando al club de sus amores y mantiene viva la memoria de una carrera marcada por la entrega total. Fue más que un futbolista: fue símbolo de lucha, coraje y lealtad — un guerrero sin armadura, pero con bigote, barba y honor. Un Sandokán del fútbol español que, sin ser una superestrella, quedó grabado en la memoria de quienes vivieron aquella época.

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