Feliz naviduca

“Feliz Naviduca” es una radiografía cruda de un país que se ilumina por fuera mientras se rompe por dentro. Una canción que no busca endulzar nada: muestra la otra cara de las fiestas, la que se vive entre sueldos que no llegan, silencios en la mesa y una esperanza que cotiza a la baja. Aquí la Navidad no es postal, es reflexión. Y es real.

De todas maneras, aun siendo el Grinch de la Navidad, quería felicitaros a todos las fiestas dentro de lo posible.
Espero que disfrutéis el ahora, la familia, de vuestros seres queridos y que entendáis que nos vamos igual que llegamos a esta vida, solos y desnudos.

"Lo más importante es el tiempo de calidad y eso no se puede comprar".

Letra:

Luces colgadas de un país que parpadea,
brilla por fuera, por dentro pelea.

La ciudad brinda con copas de plástico y fe prestada,
un Belén hipotecado en vitrina blindada.
Papá Noel ficha en negro rutas de deseo,
los Reyes llegan tarde esquivando el rodeo.
El turrón es un contrato de azúcar y anestesia,
la culpa va en fascículos con portada de iglesia.
El paro se disfraza de esperanza a plazos,
y el sueldo se evapora como un truco de magos.
La familia se reúne como un comité de guerra,
cada silencio es un tratado que se rompe en la mesa.

Luces de neón sobre un sueño en alquiler,
brindamos por lo que fuimos sin saber quién ser.
Nieve de papel cayendo sobre el andén,
feliz Navidad a un país que corre sin freno.

La tele sirve odio templado a las tres,
la lotería es la misa del azar de este mes.
El cuñado es un algoritmo sin salida,
resume el mundo en dos frases y una herida.
Los abuelos son archivos en riesgo de borrado,
mientras el futuro juega dopado y encerrado.
El sistema es un reloj que solo da la hora a algunos,
a otros les vende minutos con intereses nocturnos.
Y el niño nace con cuenta en números rojos bro…
Y la verdad se emborracha antes de cenar.
Selfis con uvas fermentando el vacío,
doce promesas pidiendo calor y hastió.
La tele reparte milagros por franjas,
la esperanza cotiza con velas y naranjas,
el pobre es un rumor que baja el volumen,
la culpa es un anuncio que nadie consume,
abetos con raíces de plástico y prisa,
la tierra en rebajas, la muerte sin misa,
España es un país que se enfría discutiendo,
mientras el reloj nos cobra intereses por dentro.

Las campanadas son balas de luz contra el miedo,
doce promesas en fila pidiendo derecho a recuerdo.
Somos un país que baila encima de la grieta,
con los pies en ceniza y la boca en la meta.
La Navidad se nos cae del bolsillo roto,
como una moneda antigua sin valor ni alboroto.

Luces de neón sobre un sueño en alquiler,
seguimos brindando por no desaparecer.
Nieve de papel cayendo sobre el andén,
feliz Navidad a un país que corre sin freno.

Apaga las luces cuando acabe la función,
que el país sigue despierto debajo del cartón.

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