¿La moneda más FEA de la antigüedad griega?

“El cistóforo, con sus serpientes retorcidas y recargada ornamentación, es tal vez la moneda más fea de las series griegas. Los coleccionistas han tratado de evitarla y, quizás como consecuencia de ello, no ha proporcionado al historiador todo el valor que podría extraer de ellas.”

Esta frase, con la cual el gran Sir Edward Stanley Robinson comienza uno de los primeros artículos en profundidad escritos sobre estas monedas, ha quedado casi adherida a esta categoría de monedas, al punto que yo y muchos otros numismáticos familiarizados con la moneda helenística, la recordamos a menudo cada vez que vemos un ejemplar de estas series. Y sin embargo, como bien señala Robinson, los cistóforos son una pieza en la historia monetaria, donde junto con las tetradracmas áticas estefanofóricas como las atenienses de nuevo estilo, las de Cuma y de Murina, fueron las monedas de plata más características del período helenístico tardío. Y no es para menos, ya que Asia Menor, los territorios del antiguo Reino de Pérgamo y su sucesora, la Provincia Romana del Asia, eran la región más densamente poblada del mundo antiguo. Pero además de la información que estas monedas pueden ofrecer para el conocimiento de la historia monetaria y política de un período clave, sus “feos” (como dice Robinson) diseños encierran un significado místico y misterioso, y comprenderlo implica empezar entender y por ende, apreciar mejor estas monedas.