Barrio pesquero de Santander - Cantabria en 4K

En el sureste de la bahía de Santander dentro del ensanche industrial de Maliaño, pasear por el barrio pesquero es relajante, con las montañas en el horizonte, los barcos atracados o entrando y saliendo del puerto, con ese especial olor a mar y pescado de lonja.
El Poblado Pesquero de Sotileza es su denominación oficial y la idea nació tras una petición de la Cofradía de Pescadores en 1939, en la que solicitaba la construcción de un barrio para este colectivo, agrupando a la población de este sector que residía en las inmediaciones de Puertochico, Tetúan o San Martín.
Con el Plan Nacional de las Viviendas de Pescadores, en 1942, se aprobó el proyecto de creación, tras el incendio que devastó el centro histórico de Santander el 15 de febrero de 1941. Las primeras obras se realizaron en 1943, rellenando este margen de la bahía, a la vez que se ejecutaban los trabajos para ubicar el nuevo puerto pesquero.
Poco a poco las viviendas se fueron entregando, continuando su adjudicación hasta 1960, Completándose la estructura funcional con la construcción de la Lonja en 1963.
De las 550 viviendas proyectadas en régimen de arrendamiento, solo se ejecutaron 270, siendo insuficientes para las más de 600 familias de pescadores. Los edificios de tres plantas, bajo y dos alturas, se organizan en forma de manzanas en torno a un patio central, pero en la actualidad muestran un claro deterioro por la baja calidad de los materiales de construcción.
A pesar de ello es una zona típica, llena de encanto y tradición, con restaurantes de cocina marinera con excelentes mariscos, deliciosas paellas y pescados de Cantabria, siendo reconocidos como hijos ilustres de este lugar los futbolistas Iván de la Peña y Munitis.
En la Dársena de Maliaño, en las inmediaciones del Poblado Pesquero, están las instalaciones necesarias para las operaciones de descarga, venta y preparación del pescado, y los servicios para atender a los buques pesqueros.
El pescado se descarga en cajas y se transporta hasta la lonja, donde se clasifica por especies, tamaños, y calidad, para su posterior subasta regulada por la Cofradía de Pescadores. En la zona posterior de la lonja están los andenes de carga para vehículos y la zona de aparcamiento.
La zona de avituallamiento está también en el muelle norte de la Dársena, con la Fábrica de Hielo, que es suministrado a los barcos para preparar y conservar sus capturas durante su travesía. Esta zona cuenta con almacenes o bodegas, para guardar y reparan las redes.
Al este de la Dársena está el varadero, donde se arreglan los buques, con rampas con carriles por las que ruedan los "carros" que soportan los barcos que se sacan del mar para reparación.
La dureza del trabajo de los pescadores se demuestra cada día saliendo a faenar antes del amanecer para poder vender sus capturas a tiempo. Los que hacen la costera se alejan de puerto, pasando muchos días sin ver a sus familias.
Las principales artes utilizadas en la pesca son con caña, la pesca con red fija y la pesca con red de arrastre. Tras ser capturados los peces se pueden consumir frescos o elaborados para su conservación y posterior consumo tanto en salazón, congelado, ahumado o en conserva.
Entre los barcos atracados encontramos “La Naumon”, que incorpora el novedoso sistema de propulsión ecológica a través de una vela rígida de succión, de 18 metros de altura, abatible y de control autónomo, una evolución de la tradicional propulsión a vela que ya cuenta con diferentes adaptaciones en versiones rígidas, abatibles, hinchables o tipo “cometa”.
La bahía de Santander es atravesada constantemente por grandes barcos que entran y salen del puerto, pero sobre todo por los barcos pesqueros con sus idas y venidas, junto a las numerosas embarcaciones privadas y de recreo, que se mezclan con “los Reginas”, que conectan Santander con Somo, Pedreña o el Puntal, realizando también excursiones marítimas.