¡Escándalo en el gasto público! La deuda, el FMI y el déficit que amenazan la economía dominicana

Los analistas Héctor Rodríguez Pimentel y Miguel Gil, en el programa Ahora Matinal, iniciaron el debate señalando la expectativa de una reactivación económica en el país con la llegada del doble sueldo, en el contexto de la reciente visita de una comisión del Fondo Monetario Internacional (FMI). Se explicó que la visita del FMI, el organismo de control económico global, fue una diligencia rutinaria para examinar la economía dominicana y recomendar correctivos.

El análisis principal se centró en la necesidad de disciplina fiscal del país, que arrastra un déficit presupuestario crónico del 3% del Producto Interno Bruto (casi 300,000 millones de pesos). Este déficit se cubre con préstamos, lo que incrementa la deuda externa. Los analistas señalaron que, aunque la deuda es manejable en tiempos normales, el riesgo se dispara ante una crisis, como se evidenció durante el COVID-19, cuando el país tuvo que endeudarse en más de 10,000 millones de dólares para subsidiar a la población. La solución propuesta para evitar un colapso económico es cerrar esta brecha mediante mayores ingresos y una estricta disminución del gasto público.

Control de Gasto y Austeridad

Rodríguez Pimentel y Gil enfatizaron que el control del gasto debe ser una labor diaria y prudente. Como ejemplo de la falta de austeridad, abordaron el reciente escándalo en torno a la Defensoría del Pueblo (dirigida por Pablo Yoa), donde se reportaron gastos excesivos en viáticos, viajes, y especialmente 9 millones de pesos en combustible en un solo año. Aunque el director argumentó que la expansión de los servicios al interior del país justificaba los gastos, los analistas cuestionaron esta justificación, señalando que la función de la Defensoría debe limitarse a intervenir en violaciones de derechos fundamentales (como el abuso de comerciantes a pequeños productores) antes de que los casos lleguen a los tribunales, no a expandir la burocracia con oficinas en cada provincia.

Otro ejemplo de gasto innecesario se presentó con el INDRHI (Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos), que convocó a una licitación pública para la climatización de nuevas oficinas administrativas y un comedor. Los analistas criticaron esta decisión, preguntando si el organismo ya había resuelto sus tareas primarias (limpieza de canales, reparación de bombas de agua) antes de destinar recursos a comodidades administrativas.

Para reforzar la importancia de la austeridad, Rodríguez Pimentel compartió una anécdota del expresidente Joaquín Balaguer: cuando el entonces presidente del Senado, Amable Aristy, intentó reemplazar un vehículo oficial antiguo con un Mercedes-Benz a cargo del Estado, Balaguer revisó la partida presupuestaria y obligó a Aristy a pagar el carro con sus propios recursos, sentando un precedente de control estricto sobre el dispendio gubernamental.

El Problema Raíz: El Costo de la Campaña

Finalmente, se identificó el alto costo de las campañas políticas dominicanas como la principal causa de la corrupción. Paliza, según una entrevista en Diario Libre, habría señalado que la necesidad de un regidor de 15 a 20 millones de pesos, o un senador de hasta 100 millones, obliga a los candidatos a depender de financiamiento ilícito, comprometiendo su independencia. Esto, a su vez, genera que, una vez en el cargo, busquen medios ilícitos para recuperar la inversión. La solución radica en abaratar radicalmente el costo de la política y eliminar prácticas clientelares como el "barrilito", lo que permitiría a los electores enfocarse en las cualidades y promesas del candidato.