Capítulo III: Los Borbones. El Cuerpo Político de la Real Hacienda

En nuestro camino a lo largo de la Historia del Cuerpo de Intendencia hoy llegamos a una época en la que se producirían las grandes reformas del Ejército y que influirían notablemente en el devenir de la Administración Militar. Vamos a verlo…
Tras los avances administrativos y logísticos de la época de los Tercios, la llegada de la casa de Borbón a la corona de España de la mano de Felipe V en 1700, supuso la puesta en marcha de las grandes reformas y profundas reorganizaciones del Ejercito influenciadas por los principios del absolutismo borbónico.
De esta forma las reformas llegarían hasta la Administración Militar que se configuraría como piedra angular de la centralización y control de la gestión económica administrativa del Estado.
Ya en 1701 apareció por primera vez la figura del “Comisario de guerra” y posteriormente, en 1704 se creaba la figura del “intendente”, desapareciendo la del veedor de la época de los Austrias.
El hito fundamental de esta época sería la creación en 1745 del “Cuerpo Político de la Real Hacienda Militar”, que gestionaría la administración militar durante el siglo XVIII y principios del XIX.
El término político no tenía en esa época el significado de hoy en día, sino que hacía referencia a que era un Cuerpo “civil”, en la medida que sus miembros eran civiles con independencia de que tuvieran una asimilación militar y dependían administrativamente de la Secretaría de Estado de Hacienda y no de la de Guerra, aunque el ejercicio de sus funciones lo realizaban en el ámbito de los ejércitos.
Esta situación se prolongaría hasta la reorganización que se efectuó en el ejército a finales del reinado de Fernando VII, en la que se establecía que los empleados de la Hacienda militar quedaban enteramente dependientes y subordinados al Ministerio de la Guerra.
En 1718 se regularon las funciones de los intendentes, contadores y pagadores de las Provincias y los Ejércitos.
Era competencias de los intendentes el libramiento de los haberes de oficiales y tropa con cargo a las rentas de su provincia e inmediatas; la atención de gastos extraordinarios, en especial al mantenimiento de fortificaciones, almacenes y cuarteles, las contratas con los asentistas, lo relativo a pertrechos, municiones, impedimenta y equilibrio; el resarcimiento de daños a la población civil por la tropa exigiendo responsabilidades directas a los jefes y también la dirección de hospitales militares.
A las órdenes del intendente, ejerciendo funciones de gestión, se encontraban los pagadores, los dependientes de provisiones y los administradores de hospital. Igualmente, pero ejerciendo funciones de control, los contables, los contadores y los comisarios ordenadores y de guerra.
Todas estas reformas consolidaron un ejército más eficaz y profesionalizado, adaptado a las necesidades del Estado, contribuyendo a la modernización de la estructura militar española, que tendría un impacto duradero, sentando las bases para el funcionamiento de la administración militar contemporánea.
Durante aquella época se inició en 1777 una guerra en la que España y la Intendencia española tendría una labor clave: La Guerra de la Independencia de las trece Colonias americanas, germen de los actuales Estados Unidos de América.
Pero esa, es una historia que contaremos en el próximo capítulo…