Mi Excuñada Se Rió de Mi "Tiendita de Ropa"—Su Revista de Moda Me Nombró Empresaria del Año

Mi Excuñada Se Rió de Mi "Tiendita de Ropa"—Su Revista de Moda Me Nombró Empresaria del Año
@VeganzaOscura
Mi nombre es Sofía Mendoza y durante los últimos ocho años he vivido una vida que mi excuñada jamás se molestó en conocer realmente. Mientras ella me veía como la fracasada que "vendía trapos usados" en una tiendita del centro, yo había construido silenciosamente uno de los imperios de moda más innovadores del país.
Todo comenzó cuando mi matrimonio con Andrés terminó hace tres años. Durante los cinco años que estuvimos casados, su hermana mayor, Cristina, se había dedicado sistemáticamente a hacerme sentir inferior. Era directora editorial de "Vogue México", una posición que había obtenido más por sus conexiones familiares que por su talento, aunque jamás lo admitiría.
"Sofía sigue jugando con su tiendita," había dicho Cristina durante nuestra última cena familiar antes del divorcio, su voz cargada de esa condescendencia que había aprendido a reconocer tan bien. "Vendiendo ropa de segunda mano como si fuera algo importante."
Lo que Cristina no sabía era que mi "tiendita" había empezado como una fachada. Tres años antes había comenzado "Vintage & Co." en un local pequeño del centro histórico, pero desde el principio había sido solo la cara visible de algo mucho más grande. Mientras atendía a clientas que buscaban piezas vintage únicas, trabajaba por las noches diseñando mi propia línea de ropa.
"SM by Sofía Mendoza" había nacido de la frustración de no encontrar ropa que combinara la elegancia clásica con la funcionalidad moderna. Cada pieza que diseñaba llevaba mi sello distintivo: líneas limpias, telas de calidad excepcional y esa atemporalidad que hace que una prenda se vea relevante durante décadas, no solo una temporada.
El divorcio había sido liberador en más de un sentido. Por fin podía dedicar todo mi tiempo a expandir la marca sin las constantes críticas de Cristina sobre mi "hobby ridículo." Lo que ella jamás supo era que durante nuestros años como cuñadas, varias de las piezas "vintage" que había comprado en mi tienda eran en realidad diseños originales míos que fabricaba en pequeñas cantidades.
"¿Todavía vendes ropa usada?" me había preguntado Cristina cuando nos encontramos casualmente en un café de Polanco hace seis meses.
"Algo así," había respondido mientras mentalmente calculaba las ganancias del trimestre. SM by Sofía Mendoza acababa de firmar contratos con tres boutiques de lujo en Ciudad de México y estaba negociando la apertura de una flagship store en Santa Fe.

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