Crisis histórica en Ecuador REALIDADES 25-10-2025

Desde que Daniel Noboa asumió la presidencia de Ecuador, el país ha enfrentado una escalada alarmante en los niveles de violencia y criminalidad.

Los primeros meses de su gobierno estuvieron marcados por una serie de eventos que evidenciaron el debilitamiento del control estatal sobre el orden público.

La fuga del líder de Los Choneros, Adolfo Macías “Fito” y la toma de una estación de televisión en plena transmisión en vivo, obligaron al presidente a declarar un “Estado de Guerra Interna” y a catalogar a 22 bandas criminales como organizaciones terroristas.

La estrategia de Noboa ha girado en torno a una política de mano dura, con la militarización de la seguridad nacional y la declaración de varios estados de excepción.

Sin embargo, estas medidas no han logrado frenar el avance del crimen organizado. Las bandas siguen operando con fuerza y el flujo de drogas continúa desafiando la capacidad del estado para recuperar el control territorial. La violencia se ha intensificado en las cárceles, en las calles y en las zonas fronterizas, donde el narcotráfico ha consolidado rutas y alianzas.

Ecuador ha comenzado a mostrar signos preocupantes de convertirse en un narcoestado. La infiltración del crimen organizado en instituciones públicas, el uso de las cárceles como centros de operaciones criminales y la creciente influencia de carteles internacionales han puesto en entredicho la autonomía del gobierno frente a estas estructuras.

Aunque Noboa ha intentado proyectar una imagen de firmeza, la persistencia de estos grupos sugiere una penetración profunda que no se resuelve con operativos militares aislados.

La situación ha generado una crisis de confianza en la ciudadanía, que observa cómo el Estado pierde terreno frente a organizaciones delictivas cada vez más sofisticadas.

La falta de resultados concretos en la lucha contra el narcotráfico y la violencia ha alimentado el temor de que ecuador esté transitando hacia una normalización de la criminalidad.

Las zonas costeras y urbanas se han convertido en escenarios de enfrentamientos, extorsiones y asesinatos, mientras el gobierno intenta contener la percepción de colapso institucional.

Daniel Noboa ha recurrido a ciertos sectores estadounidenses que, según algunas interpretaciones, estarían intentando presentar la crisis en ecuador como una distracción o maniobra encubierta. Al mismo tiempo, diversos actores de la derecha internacional parecen ignorar deliberadamente la gravedad del deterioro institucional y de seguridad que atraviesa el país, manteniéndose en silencio frente a una situación que exige atención urgente.

El presidente Daniel Noboa ha recurrido a ciertos sectores políticos y estratégicos de estados unidos que, según diversas lecturas, estarían promoviendo una narrativa que minimiza o distorsiona la gravedad de la crisis ecuatoriana, presentándola como una maniobra distractora o una falsa bandera.

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